El comunicado de ETA ha pillado con el pie cambiado al gobierno. Ha tenido que ser el secretario de de Política Institucional, Alfonso Perales, quien haya tenido que contestar mediante comunicado escrito desde Almería, su lugar de descanso.

Perales reitera que no habrá precio político, que la política la hacen los partidos políticos y que si Batasuna quiere formar parte de las instituciones, debe de acatar las leyes. Responde de esta manera también al portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegui, quien este jueves, señala en actitud chulesca que la izquierda abertzale no se habría avenido a negociar si se hubiera rechazado la negociación desde el principio la negociación sobre Navarra, la situación de los presos y se les hubiera dicho que tenían que acatar la Constitución.

A primera vista da la impresión de que estamos presenciando la ruptura de las conversaciones. Pero también puede que estemos presenciando castillos en el aire en fechas previas al inicio de las negociaciones, previstas para finales de agosto. Como en el rastro madrileño, cuando comprador y vendedor se encuentran, lo primero que hacen es insultarse; finalmente, termina cerrándose la venta.

Sin embargo, como señala el empresario vizcaíno Ricardo Benedí, el gobierno no sabe con quien está hablando. ETA no es cualquier cosa y puede que los duros, la ETA auténtica se imponga y exija al Ejecutivo Zapatero lo que no puede dar. La amenaza de un atentado terrorista antes de las elecciones tendrá al gobierno agarrado en la parte más débil. Y es que igual que ocurre con los que pagan el impuesto revolucionario- cuando pagas una vez, pasas a la lista de los que la extorsión y el chantaje funciona. Algo así parece estar ocurriéndole al gobierno de la nación española. Porque ETA señala que el proceso está en crisis y amenaza con responder.