Debido a la irrupción del  plan Bolonia, a la crisis demográfica y al desempleo de miles de licenciados, las Universidades españolas se han lanzado a la oferta de multitud de programas de Máster.

Unos 1.700 en total. La mayor parte, en convenio con empresas. El españolito medio tiene a su disposición un amplio abanico de técnicas, nuevas tecnologías, marketing y gestión de las cosas más variopintas y políticamente correctas. Desde la belleza y la moda, y las energías renovables, hasta, cómo no, la igualdad -no sé si habrán contratado ya como profesora extraordinaria a nuestra brillante ministra-.

Pero, loado sea el Señor, todavía quedan excepciones. Rastreando en la web, hemos encontrado uno, en la Universidad San Pablo CEU, que está dedicado nada menos que a la Comunicación y la Información social y religiosa. No tiene convenios con empresas ni plan de marketing. Y su planteamiento es nada menos que formar intelectual y metodológicamente a personas con criterio humanista y cristiano que sepan comunicar adecuadamente el saber sobre los temas sociales y religiosos que los ciudadanos necesitan saber para obrar con criterio y libertad, a través de cualquier medio, desde las catequesis en las parroquias hasta las webs o blogs en Internet, pasando por los medios de comunicación tradicionales.  

Desde luego, no deja de ser una osadía en los tiempos que corren. Lo que no sé es si habrá valientes que todavía quieran dedicarse a saber de verdad el saber verdadero, para comunicarlo adecuadamente después. Pero, en la sociedad de la dictadura del relativismo y de la moda efímera, superficial y pasajera, y con el añadido de la enfermedad del diletantismo y del voluntarismo que afecta a muchos ámbitos eclesiales (donde no parece que se haya leído ni la Fides et Ratio ni la Veritatis Splendor del gran Juan Pablo II), es evidente que un Máster así es una necesidad evidente. Por eso, parafraseando a Chesterton, es posible que muy pocos lo vean.

Gabriel Galdón

Director del Máster Invisible