De muy malas formas ha recogido el Gobierno la oferta de los populares negociar la reforma constitucional. Según la vicepresidenta De la Vega, no es razonable que los que hasta ayer se oponían a toda reforma constitucional hoy la propongan porque creen haber encontrado nueva munición para desgastar al Gobierno. Vamos, que no le gusta demasiado las actitud de la oposición a la que califica de francotiradores de la política.

No obstante, De la Vega también se muestra más optimista sobre las posibilidades de reforma constitucional limitada con el consenso del PP. El que quiere lo más, quiere lo menos, apunta, añadiendo que siempre presupone razonabilidad y coherencia de la oposición. Un duro dardo a una oposición que se ha quedado con el velo levantado.

Porque efectivamente, el PP ha visto en los argumentos del Consejo de Estado un arma para desgastar al Gobierno. Los populares interpretan que el órgano consultivo considera que la reforma estatutaria implica una reforma constitucional. Una conclusión a la que no llega De la Vega. La vicepresidenta considera que el informe es una reflexión de carácter académico, además de ser un mero borrador y que habrá que esperar al 16 de febrero para conocer el texto definitivo.

Y para tratar de reinterpretar al Consejo de Estado, la vicepresidenta hace un ejercicio dialéctico complejo en el que concluye que lo que verdaderamente sugiere el órgano consultivo es constitucionalizar las reformas estatutarias, cerrando el debate competencial y llevando a la Constitución el reparto exacto de competencias. Una filosofía que De la Vega no comparte ni tampoco el presidente del Consejo de Estado. Hagamos camino al andar, señalaba hace unos meses el presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente.

Por otra parte, De la Vega sale al paso de quienes -tras el informe del Consejo de Estado- han concluido que con el Estatut se ha construido la casa por el tejado. Tenemos unos cimientos muy sólidos que es la Constitución vigente. Muy retórico y mucho mejor que el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda quien este jueves afirmaba que se tendría en cuenta el informe del Consejo de estado al igual que otras reflexiones.

Pero De la Vega sabe que Maragall reconoció en el Club Siglo XXI que no estaba claro si iba antes el huevo o la gallina, o sea si debía afrontarse antes la reforma constitucional o la estatutaria. Y el presidente del Parlament de Cataluña, Ernest Benach, reconoció recientemente a Hispanidad que el tripartito habría preferido una reforma previa de la Constitución. Pero el PP se habría opuesto, así que hemos planteado una reforma estatutaria que con generosidad podría entrar dentro de la constitución.

Conclusión: No estaban tan descaminados los populares cuando consideran que se está construyendo la casa por el tejado. Y tampoco parece de recibo que el gobierno considere a la oposición como francotiradores de la política y los informes del Consejo de Estado como reflexiones académicas.