La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega es una portavoz con gran capacidad para practicar ejercicios de cintura. En lugar de entrar al trapo de las preguntas de los informadores como Miguel Ángel Rodríguez, prefiere no crispar innecesariamente. Economía de conflictos. Y así ha conseguido negarlos todos. Ha negado que exista un momento delicado en las relaciones entre España y Estados Unidos: "Compartimos algo más que intereses. Ambos somos defensores de la democracia y la libertad".

Niega también que existan conclusiones de la reunión mantenida por el ministro de Defensa, José Bono, con el embajador de Estados Unidos en Madrid, George Argyros, cuando ha trascendido que el embajador le había pedido al titular de Defensa la aplicación de la resolución de la ONU que conminaba a los Estados miembros a apoyar la pacificación en Iraq. Cintura y a correr.

Más. Niega que haya un cambio en la política respecto a Cuba y afirma mantener estrechas relaciones con los disidentes cubanos y que el único objetivo del Gobierno es defender los derechos humanos en la isla. Eso sí, matiza que "lo único" que el Ejecutivo ha puesto de manifiesto "es una política que se ha demostrado ineficaz". Y puestos a negar, ha negado también que haya habido polémica con la celebración del 12 de octubre: "Hemos introducido elementos nuevos como la presencia de la soberanía nacional y es una fiesta de todos y para todos".

Y en este esquema de negar la mayor, el ministro de Interior, José Antonio Alonso, ha negado tener información "oficial" sobre la contabilidad de ETA y, por tanto, los posibles financiadores del impuesto revolucionario: "La juez Le Vert está investigando el caso y cuando nos remita información se la facilitaré en la medida en que no afecte al secreto de sumario que yo considero sagrado". O sea, que no sabremos quiénes financiaron a ETA.

Ya puestos, en cuanto al informe de Europol previo al 11-M que daba credibilidad a las amenazas de Al Qaeda, Alonso ha reiterado que se trata de información clasificada puesta a disposición de los miembros de la comisión en formato de mera exhibición y que, por tanto, respecto a la comisión, no ha clarificado nada. Todo ello, con varias manos levantadas que de nuevo no han sido contestadas. Transparencia, mucha transparencia.