Sr. Director:

Yo no diría que es el laicismo, sino privilegios injustos. Dentro de la concepción cristiana actual no se concibe la imposición de hábitos o costumbres religiosas; estas son prácticas superadas. Las transgresiones de un cristiano a su religión solo lo afecta a él. El tendrá que rendirle cuenta a Dios de sus actos. Todo se queda en el plano religioso, sin afectar la sociedad y sin que nadie se meta con él. En el caso del Islam, ocurre todo lo contrario, un clérigo juzga al infiel y se siente autorizado a castigarlo incluso físicamente, desde una golpiza hasta la muerte. ¿Dónde esta la compasión, con que derecho se hace esto? Si usted cree que no es así pregúntenle a los fanáticos del Islam, que hacen ellos en estos casos; sobre todo si la víctima es un cristiano que resida en un país de mayoría musulmana.

Lamentablemente a los musulmanes les queda mucho por aprender sobre el amor y la convivencia humana en comunidad. El cristiano tolera al musulmán en sus dominios, pero no lo contrario. No hay reciprocidad. Las demostraciones de violencia que hacen los islámicos están metiendo el miedo y acorralando a los cristianos y laicos occidentales por distintas vías. Si se continúan fomentando y aceptando privilegios iguales estoy seguro que habrá en el futuro reacciones de violencia por parte de aquellos radicales que se sienta afectados en algún momento y esto, debe evitarse. Los gobiernos deben comenzar a poner punto final a estas prácticas injustas. Las normas y las leyes nunca pueden ser excluyentes, se aplican igual para todos. El mundo es de todos los humanos, sin importar credo o religión.

Luis Corcino

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