Sr. Director:
Acabo de pasar por delante de una frutería y he visto que las clementinas se venden a 2.75 euros el kilo. Me he sentido indignado al saber que a mis familiares de un pueblo de Valencia, esa misma fruta se la están pagando a 0.25 euros el kilo.

 

Dado que con esos precios no cubren los gastos de cultivo ni las pérdidas por heladas u otros riesgos, no me extraña la reciente manifestación de agricultores en Madrid ni que estén pensando en dejar secar los árboles.

¿Es lógica tanta diferencia entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor? ¿Por qué la crisis la sufren siempre los productores y los consumidores pero nunca los intermediarios?

Sería bueno que se hiciera un estudio para conocer los costes reales en cada fase del proceso de comercialización -recogida, acondicionamiento, transporte, venta al detalle, et.-, así como los márgenes brutos y beneficios que reporta a cada uno de los agentes que intervienen en ese proceso. Seguramente nos llevaríamos alguna sorpresa.

Freddy G. Bru