Sorprendidos están algunos periodistas, especialmente corresponsales extranjeros en España, por la transparencia que exhibe la Fiscalía anticorrupción en el llamado Caso Alierta, lanzado por el periodista Pedro J. Ramírez. Convencido de que ningún medio informativo va a secundarle en sus intentos de dar con el presidente de Telefónica, César Alierta, en la cárcel (quizás porque saben lo que hay detrás del asunto), Pedro José anima a las instancias judiciales a informar con profusión a los periodistas extranjeros. Por ejemplo, un despacho de la agencia Dow Jones del pasado martes, informaba del caso citando fuentes de un oficial de la Fiscalía. Para que luego digan que los funcionarios no trabajan: ahí tienen a un oficial de la Fiscalía ejerciendo como jefe de prensa.

Por cierto, a Pedro J. Ramírez le basta con que se abra juicio oral contra Alierta, y eso ya casi lo tiene conseguido. De esta forma ya tendrá la foto que tanto anhela. Ahora bien, el proceso se prepara largo y difícil. Largo, porque Alierta piensa recurrir todas las decisiones judiciales, dado que se siente víctima de una persecución. Segundo, porque en paralelo se celebra el otro juicio del que Pedro J. Ramírez nunca habla: el que se sigue en otro juzgado madrileño contra José María Davó, el abogado valenciano que confesó a una periodista cómo toda la denuncia contra Alierta no era más que una operación de chantaje al presidente de Telefónica a la que le animaba el diario El Mundo, con quien estaba en contacto permanente.