Era su primera oportunidad para unir comercio internacional y derechos humanos. Y ha fallado. En su discurso de apertura se comprometió a utilizar el comercio internacional como resorte y condición para exigir derechos humanos, pero no se le ha oído ni una sola palabra, ni tan siquiera de amonestación. Y así, días después de la salvaje agresión contra un grupo de 16 religiosas católicas en la región de Xian, el Gobierno chino firmaba el pasado lunes el mayor contrato de la historia con el consorcio Airbus, mayoritariamente controlado por una empresa alemana. La operación roza los 6.000 millón de euros, con los que China comprará 100 aviones A320 y obtendrá además la instalación de una factoría de ensamblaje en su país, con el correspondiente acceso a la tecnología del consorcio aeronáutico alemán.

El caso de las religiosas de Xian es uno más dentro de la persecución, en muchas ocasiones violenta, del Gobierno chino contra los católicos fieles a Roma. Persecución, además, que debe empezar a preocupar al Hu Jintao, dado que ha aplicado la ley del silencio. Por ejemplo, según informa la agencia Zenit, con datos de la agencia vaticana Fides, la agresión a las religiosas, que fueron golpeadas y pateadas por 40 hombres perfectamente organizados, los sitios católicos en Internet, única vía de libertad informativa, han sido silenciados por las autoridades de Pekín. Zenit advierte que El 2 de diciembre el órgano informativo, Fides, de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, alertó de que, tras, haber sido el primero en publicar detalladas noticias sobre la violencia empleada en Xian contra religiosas indefensas, el sitio web más conocido del mundo católico chino, Faith, de la comunidad católica de Hebei, fue oscurecido durante varias horas el 30 de noviembre. La misma suerte corrieron los demás sitios católicos chinos que difundían noticias del episodio. Desde ayer estos sitios son nuevamente visibles, pero increíblemente ha desaparecido toda huella de los incidentes de Xian.

Por cierto, el Vaticano se ha quejado lunes 5- del silencio de los medios occidentales sobre los atentados contra la libertad religiosa del Gobierno chino.

Las peticiones de mantener la apertura hacia un sistema capitalista pero acompañado del respeto a los derechos humanos, empieza a ser un clamor en China. Así, 250.000 personas, según la agencia Asia News, el pasado domingo por las calles de Hong Kong, para reclamar libertades al gobierno de Beijing. La peculiar situación de la ex colonia inglesa, no habituada a vivir en una dictadura comunista, permite ciertos desahogos que ni se pueden soñar en el resto de China. Así, el obispo católico de Hong Kong, monseñor Joseph Zen Ze-kiun, no tuvo el menor empacho en comenzar la marcha con una oración al tiempo que solicitaba democracia plena en China, y no sólo libertad para comprar y vender. Pero eso es en Hong Kong.