RTVE se está vengando de las normas que, en periodo de elecciones, le impone la Junta Electoral. La autoridad judicial de turno le obliga a dedicar un tiempo estipulado a informar sobre las ofertas de los partidos concurrentes. A RTVE no le gusta, porque considera que ellos son los profesionales y ellos deben decidir a que fuerzas dedican mayor espacio. Tienen razón.

Así que, en cada uno de los comicios elevan su protesta ante la imposición pero luego, en el interregno electoral, es decir, todos los días, aplican, 'motu proprio'. Una forma de venganza. Y en esto no tienen razón.

Así, en las crónicas sobre el último tramo de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), el canal de 24 horas de RTVE ha dedicado el mismo tiempo a todos los grupos parlamentarios, desde aquellos que cuenta con un solo diputado hasta el PP, que posee 185 diputados o el PSOE, con 110.

Al final, la sensación que recibe el espectador es que la inmensa mayoría de los españoles repudian la ley de educación del ministro Wert. Hombre, no es eso Romerales.

En España, las leyes educativas nunca se proponen por consenso, siempre se promulgan a tortas. Me temo que no es posible otra cosa, dado el sectarismo anticristiano de la izquierda en materia educativa.

No es mala ley la de calidad de la enseñanza, porque en lo que sí tiene razón Wert es en que más dinero no significa más educación. De hecho, en España ha significado menos, con dos consecuencias: fracaso escolar y mala educación generalizada. Hemos alumbrado una generación de groseros insatisfechos, incapaces de ocuparse en otra cosa que no sean ellos mismos.

Ahora bien, como recuerda mi amigo Luis Carbonel, presidente de Concapa, organización mayoritaria en los referentes a los padres de familia, defensora de la educación privada, la mayoría silenciosa, para entendernos, la norma no sitúa a los padres en el puesto que le corresponde: arriba del todo.

La izquierda se preocupa del adoctrinamiento estatal y de que sus afiliados controlen el sistema. Hace leyes educativas que no piensan ni en los alumnos ni en sus padres. Ya saben: a los niños les forma -les deforma- el Estado. Por eso su vademécum es la escuela pública, que es aquella a la que los padres sólo llevan a sus hijos cuando no pueden llevarlos a un centro privado. Es la imagen opuesta a la que exhibe RTVE y el resto del mariachi televisivo.

La derecha piensa en la calidad de la enseñanza, lo cual es bueno, pero retiene el sistema de financiación en manos de políticos y funcionarios. Malo.

Ambos, izquierda y derecha, PSOE y PP, están convencidos de que quien educa a los niños son los profesores, cuando éstos no son, no pueden ser, sino los técnicos que colaboran con los padres en la formación de sus retoños... no al revés.

Por tanto, la ley Wert no da el paso necesario. En definitiva, la única reforma educativa que asegura la libertad de los padres para decidir la educación de sus hijos, es el cheque escolar, un bono que permita a los padres  decidir a qué colegio llevan a sus hijos. ¿Por qué la izquierda odia el bono escolar Porque pese a tanto defender la escuela pública, resulta que todos los padres utilizarían el cheque para llevárelos a la privada. ¿Por qué se opone la derecha Porque sigue creyendo que el mejor educador  es el Estado, es decir, ellos mismos, a través de los "profesionales" de la enseñanza. Y también porque el cheque llevaría al cuasi cierre de la enseñanza pública y no sabrían qué hacer con los funcionarios del ramo. Pero no olvidemos que el cheque escolar puede elevar el gasto en educación durante su periodo de implantación. Luego produce el efecto contrario. Eso es lo que ha ocurrido en aquellos países europeos (por ejemplo, Bélgica) y en aquellas zonas estadounidenses (por ejemplo, Washington) donde se ha implantado el modelo.

Todo lo anterior, por lo que respecta a la escuela primaria, a la secundaria y al bachillerato.

No ocurre lo mismo con la enseñanza superior. La educación universitaria debe ser privada y cara. Sí, he dicho cara. No se necesita una carrera pars trabajar pero quien quiera estudiar en la universidad debe merecerlo y esforzarse. Debe desearlo tanto que esté dispuesto a pagar por ello, aunque sea endeudándose para el futuro. La formación universitaria es maravillosa pero no es un producto de primera necesidad.

Es decir, la ley Wert es mejor que las leyes socialistas de educación, alimentadoras de vagos Sí, pero se queda corta, muy corta. O sea una ley del PP. Hasta que no lleguemos al cheque escolar la educación seguirá en mantillas.

Eulogio López

Eulogio@hispanidad.com