En una reunión celebrada recientemente, el gobernador exigió al banquero que el primer tramo del coeficiente supere el 6%. El cántabro respondió que lo hará en cuanto venda AUNA, Cepsa y Fenosa. En un gesto sin precedentes, un informe del emisor alude directamente a la operación Abbey como causa de este déficit coyuntural de recursos propios

Los coeficientes de solvencia de las entidades de depósito españolas se redujeron en 2004, lo que supone una continuación en la tendencia a la baja de los últimos años, ya que el significativo incremento de los recursos propios no ha compensado el fuerte crecimiento de los requerimientos.

Es el párrafo más significativo del informe sobre Estabilidad Financiera de mayo de 2005, y el que mejor resume la preocupación del Banco de España por la reducción del coeficiente de recursos propios, que para todo supervisor, en todo Occidente, constituye la pieza clave de la solvencia bancaria.

Pues bien, teoría y práctica: el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, llamó a capítulo al presidente del Banco Santander, Emilio Botín, un grupo cuyo coeficiente de recursos propios se redujo tras la adquisición del sexto banco británico, el Abbey. El Gobernador exigió que el primer tramo del coeficiente, los recursos propios pata negra, supere el 6%. No olvidemos (ver estudio del Banco de España) que los créditos del sector crecieron nada menos que un 25%.

Pues bien, la respuesta de Botín fue fulgurante. Prometió al gobernador que en breve solucionaría el asunto, cuando vendiera AUNA, Cepsa y Fenosa. Para ser más exactos, desglosó AUNA y Amena, lo que, una de dos: o se trata de un lapsus del cántabro o bien ya ha decidido que AUNA no sólo se vende, sino que además se trocea: Amena por un lado y el cable por el otro. En otras palabras, daría la razón a Eugenio Galdón, presidente de ONO.

En cualquier caso, Botín ratificó ante el gobernador lo ya anunciado por Hispanidad: el proceso de venta de las participaciones industriales del Santander se acelera: el orden es AUNA, Cepa y Fenosa. Y en menos de seis meses, el asunto puede estar concluido.

Al Gobierno no parece importarle demasiado las ventas de Botín, y al Banco de España le gusta dichas venta, especialmente si los recursos obtenidos sirven para elevar el coeficiente de recursos propios. Eso sí, por de pronto, Botín ha recibido una regañina y al hombre más rico de España este tipo de cosas no le agradan lo que se dice nada.