Se está acabando el tiempo para solucionar el calentamiento global. Yo creo que se está acabando el dinero de las ONG que viven del cuento del calentamiento global.

Como decía un amigo, que presta sus servicios en una de esas ONG creadas aprovechando el nuevo mercado de la histeria colectiva por el cambio climático, "nunca había tendido un trabajo tan bueno". Empleo ligero y bien pagado, en el que basta con lanzar, de vez en cuando, un mensaje apocalíptico con el que entretener a las masas.

Repitamos: a Ban ki Moon (en la imagen) y sus chicos del Nuevo Orden Mundial les pasiones mantener a la humanidad en tensión. Un hombre angustiado es un hombre dócil al poder.

Un hombre angustiado es un hombre dócil al poder

De entrada, los cálculos sobre el cambio climático, más que difíciles son imposibles. El hombre no puede acceder ni a lo muy grande ni a lo muy pequeño, ni en el tiempo ni en el espacio. Las mediciones del clima a largo plazo, lo que daría una proyección de futuro, es demasiado grande como para extraer conclusiones inequívocas.

En segundo lugar, el calentamiento global no tiene por qué ser malo. Desde luego no en todo y para todos.

Tercero y más importante: por una parte, contra el cambio climático, nos automutilamos en nuestra capacidad productiva y de satisfacción de bienes y servicios para el hombre. Y, al mismo tiempo, aseguramos, en nombre del cambio climático, que no hay bienes y servicios para una población que no deja de crecer. Es decir, para salvar al planeta nos cargamos a la humanidad. Y eso que no sabemos si el planeta debe ser salvado o goza de buena salud.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com