Sr. Director:
La ley Zapatero de enseñanza ha sido paradigmática en este campo.

Obsesionada por la ingeniería social, trufada por la ideología de moda del momento por estrafalaria que sea, como la ideología de género, la revolución sexual o la cultura de la  muerte (aborto, eutanasia), enferma de relativismo intelectual -"la libertad os hará verdaderos" ¿recuerdan del sabio Zapatero- y apoyada en el odio masónico hacia Jesucristo y su Iglesia. Sus resultados están a la vista.

Por todo ello era por lo que se pedía al Sr. Wert una profundización en la libertad y en las libertades: de enseñanza, de conciencia, religiosa, tan enfáticamente proclamadas desde la Declaración Universal de los Derechos humanos y tan débilmente apoyadas por los gobiernos de turno. Que estimulase la iniciativa social y apoyara la aspiración de tantos padres por una enseñanza libre y gratuita.

Finalmente se ha aprobado una ley con ciertas lagunas, por cierto, que está amenazada de caducidad: hay que agradecer al Sr. Rubalcaba y a su grupo su sinceridad, aunque es innecesaria pues es lo habitual cuando los socialistas llegan al poder.

Pienso que con esta ley cumple con su deber en este momento histórico y esperemos que abra puertas a la esperanza. Y si le gritan, como lo han hecho, cuanto más alto e insultante sea el griterío constatará que el fracaso educativo no se manifiesta solo en los porcentajes de abandono escolar sino en la forma de manifestarse de la sociedad, incluso en un teatro y junto a la reina.

Jesús Martínez Madrid