Los casos de pederastia clerical son tan ciertos como interesadamente exagerados. Se ha convertido en el mayor ataque de la Cristofobia contra la Iglesia en lo que va de siglo. No importa que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI hayan puesto toda la carne en el asador para castigar a los culpables y evitar el escándalo: los cristófobos han encontrado una mina y van a seguir explotándola, exagerando lo cierto e inventando lo falso.

Los legionarios son el arquetipo de lo que ocurre. La carta del director, hecha pública en la mañana del viernes, merece la pena. La única pero es que quizás debiera haber esperado a que la Iglesia hablara, porque a nadie se le oculta que una de las alternativas es la disolución de la Legión, lo cual sería una amputación para la Iglesia.

Por otra parte, es incomprensible: la Iglesia se toma su tiempo para juzgar porque quiere ser Justa. Por eso, decía Chesterton, hablad de las herejías cuando los herejes ya se han olvidado de aquello que con tanto ardor defendieron, por que el Cuerpo de Cristo, se toma la herejía más en serio que los propios herejes. Por lo mismo que acontece con cismas y herejías, ocurre con las mayores aberraciones que siempre se cometen al lado del altar. Lo cual, no demuestra que el Cristianismo sea un fraude sino que es lo más eximio que existe sobre la faz de la tierra. ¿O es que hemos olvidado que la corrupción de lo mejor es lo peor?

Eulogio López

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