El principal problema económico del área OCDE es que no tiene hijos. Por otra parte, la sociedad 25x3 se ceba con el mundo libre y el constante aumento de la presión fiscal nos conduce a la tiranía. Las soluciones adoptadas por Estados Unidos y Europa refuerzan los dos grandes problemas: especulación y apalancamiento. Varios padres de deportistas comentan a la espera de que termine el entrenamiento de sus hijos, la muerte de una compañera, por un cáncer. La fallecida es mujer apreciada por todos, así que se busca el ditirambo sincero. Y es curioso, porque, para alabarla, todos transitan por la misma senda: Tenía una inmensas ganas de vivir. En cuanto terminaba el tratamiento acompañaba a a sus chicos, que iban a jugar un partido, incluso viajaba con ellos. Días antes de que su cuerpo se negara a seguir en funcionamiento, tuvo que ser subida a la grada para presenciar su último encuentro.

En resumen, la virtud que más aprecia el mundo moderno es la vitalidad, es decir, las ganas de vivir, seguramente porque lo que más se aprecia es lo que no se posee.

¿Y qué es la vitalidad? El amor a la vida, ciertamente y el deseo instintivo de multiplicar esa vida.

Toda crisis económica no es más que una crisis de vitalidad, y Occidente está a punto de perder su primacía por falta de vitalidad.

La principal causa de la crisis económica es que el occidental se niega a tener hijos. El oriental, curiosamente el no cristiano, sí los tiene, y por eso está ganando la guerra, si es que no la ha ganado ya. Occidente tiene miedo a la vida, tiene miedo al riesgo y tiene miedo al miedo.

En segundo lugar, el occidental, especialmente en Europa, se ha aburguesado hasta el punto de crear la sociedad 25x3: los primeros 25 años para la formación, 25 años en el mundo laboral y, a partir de los 50, prejubilación o similar. La combinación entre el escaso número de hijos y el acortamiento progresivo de los años de trabajo y cotización conducen a una meta inexorable y lógica: Aumento del paro ante unos cada vez más elevados costes laborales y quiebra de los sistemas de la Seguridad Social por la reacción invertida entre el número de cotizantes y el de pensionistas o inhabilitados.

Y lo más peligroso es que la pirámide demográfica invertida, la falta de jóvenes, la ausencia de cotizantes y el aumento de pensionistas, conlleva un aumento permanente de la presión fiscal, que se ha dado en todo el mundo libre desde el final de la II Guerra mundial. Los impuestos no dejan de aumentar desde 1945, en una verdadera conspiración confiscatoria contra el derecho a la propiedad privada. Y por el aumento contante de impuestos es como Occidente se va a precipitar en la tiranía.

Es más, por el aumento de impuestos, que deben abonar menos cotizantes sobre el total de población, a lo que llegamos es a una tiranía plutocrática, donde particulares y familias financian a bancos y grandes corporaciones en crisis por orden de los gobiernos: es decir, a los planees de rescate puestos en marcha por Estados Unidos, Japón, Suiza y la Unión Europea. Es decir, por el área OCDE, por Occidente. Insisto: por la supresión de la propiedad privada a la tiranía. Camino expedito.

Hasta aquí la razón estructural de la crisis económica. Occidente no tiene pulso y ha entrado en crisis: ni crea hijos ni crea riqueza. Occidente, simplemente, se ha vuelto impotente.

Esa causa primera, estructural, ha tocado fondo en 2008 montado sobre otra coyuntural que la ha acelerado: la especulación anglosajona y al apalancamiento europeo. Los expertos hablan de un 2009 porque el 2008 y tienen toda la razón. No sólo porque sin abordar la causa estructural -sin tener más hijos y sin volver a una cultura del esfuerzo- ninguna política económica dará resultado, sino porque las soluciones propuestas caminan en la dirección opuesta a la que impone la lógica: más presencia del Estado como salvador de bancos y grandes empresas, expoliación de pymes, particulares y familias, y dinero barato, precisamente lo que ha hecho que se pierda el sentido del riesgo.

Tampoco se ha puesto coto a la especulación financiera ni la supervisión bancaria ha obligado -una medida de fácil aplicación- a que los bancos diversifiquen el riesgo, no para que no quiebren los bancos, sino para que nos quiebren las empresa apalancadas, como el caso Sacyr-Repsol, que ha llenado las páginas de los diarios en el año que ahora termina.

En resumen, 2008 ha sido un año horrible y 2009 amenaza con pasar de crisis permanente a situación de colapso. Ahora bien, el año que termina no deja de ser un escalón más en un proceso más largo y más profundo.

Primera receta económica para Occidente. Tener mas hijos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com