Comencemos por el principi todos a la manifestación del sábado 18 en defensa de la familia y contra el matrimonio gay. Hay que sacarle los colores al Gobierno. Como ha dicho el obispo e Madrid, Antonio Rouco, en palabras convenientemente silenciadas por todos los medios, y al mismo tiempo golpeado por la prensa progre, el autor del matrimonio es el mismo Dios. Y como tal, la familia es una célula de resistencia a la opresión, el único foro de convivencia donde no importa lo que aportas sino lo que eres.

Por tanto, animemos a acudir a la concentración, tal y como hace la Iglesia y tal como hace el Partido Popular, pero acudamos por las razones que aporta Rouco, no por las que aporta Mariano Rajoy.

Porque he escuchado otra declaración que me ha gustado mucho menos: la del secretario General del Partido Popular, inefable Ángel Acebes, para quien el partido apoya la manifestación porque coincide plenamente con su programa. Y tiene toda la razón, no lo duden. En efecto, una vez aguado el manifiesto de convocatoria del Foro de la familia por gente próxima al PP, el manifiesto, en efecto, podría ser firmado por al menos algunos, no todos, los miembros del Partido Popular. Un ejemplo, el secretario general del Foro de la Familia, Benigno Blanco, ex secretario de Estado de Medio ambiente luego de Fomento, con el Gobierno Aznar, se negó a poner en la convocatoria la idea básica de la Humanae Vitae: Hay que proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerta natural. Naturalmente El presidente del Foro es José Gabaldón, jurista a quien el Partido Popular llevara al Tribunal Constitucional. Y conste que en el Foro existe gente estupenda, apartidistas, y asociaciones aún más esplendidas, entre ellas la más numerosa, la que nació del pueblo, de abajo arriba: la Federación de Familias Numerosas, que presidiera el recientemente fallecido, José Ramón Losana.

Y esto es lo preocupante. Insist todos a la manifestación. Cuando decimos que la familia es la célula de la sociedad estamos diciendo que sin familia, hombre mujer e hijos, no sólo es que el ser humano no pueda ser feliz, es que no funciona ni la economía. Todas las crisis económicas actuales vienen precedidas de una crisis familiar. Sin estabilidad familiar no hay estabilidad financiera ni solidaridad intergeneracional.

Ahora bien, sería mejor que el PP no se sumara, al menos como partido, a la manifestación. En primer lugar, es de un cinismo increíble. Gallardón ni se atreve a acudir, pero podría hacerlo Eduardo Zaplana, el mismo que forzó a todos los diputados del PP en las Cortes valencianas a aprobar una ley de parejas de hecho. Pero sería mejor que quienes dirigen la lucha por la familia natural no se mezclaran con un partido político. Siempre que se mezclan Iglesia y política sale perjudicada la Iglesia.

Pero en el presente caso hay algo más. En la mañana del miércoles, el padre Gabilondo entrevistaba a Mariano Rajoy, más bien se burlaba de su tibieza. Porque, al final, no está claro qué es lo que realmente piensa el Partido Popular sobre la familia y el matrimonio gay. Desde luego, cualquier cosa menos ir al centro de la cuestión. Para un tibio Rajoy, achuchado por un defensor de las libertades públicas, como el padre Gabilondo, la cosa terminaba en un mero distingo semántico entre unión civil y matrimonio. Y la tibieza siempre es intelectualmente superficial: insistimos: si se acepta el matrimonio gay hay que aceptar la adopción gay, porque la crianza es la base del matrimonio.

No, no se puede aceptar ni el matrimonio gay ni la adopción. Y tampoco se puede refrendar con la ley una convivencia que no es sexual, dado que la penetración rectal no se puede clasificar de sex es una cochinada. Y las cochinadas no se llevan ni a matrimonio, ni a unión civil, ni a atracción de feria. El ano está para expulsar heces, no para introducir nada. Tanto es así, que no es la Iglesia, sino la naturaleza la que se revuelve contra tales prácticas.

Presa de sus contradicciones, Rajoy tampoco supo aclararle al padre Gabilondo (padre, sí, pero progresista, no lo olvidemos) que el Estado no puede premiar-y premia de manera harto cicatera- a una familia compuesta por dos homosexuales, incapaces de traer nuevas vidas al mundo, que es la mayor donación que la familia entrega a la sociedad y al Estado. Existen homosexuales gracias a que existen heterosexuales.

Nada de eso supo decir Rajoy porque Rajoy es centrorreformista. Y a un centrorreformista hasta el padre Gabilondo puede ponerle contra las cuerdas. Al fondo, late la pregunta que se hacen muchos cristianos: ¿Qué es peor, el progresismo rabioso del PSOE, anticlerical, cristofóbico o la tibieza del Partido Popular? Porque recuerden: como no eres ni frío ni caliente

Es más, diría que la idea que debemos meternos en la cabeza es: Lo que es bueno para el PP no es bueno para la Iglesia, y viceversa. No obstante, recordemos a Indro Montanelli: tapaos la nariz y votad Democracia Cristiana, clamaba el viejo periodista. Pues ya saben: tápense la nariz y acudan a la manifestación en defensa de la familia. Merece la pena: por la familia, no por el PP. Para sacudirnos tantos años de cobardía, pero no para favorecer una opción política. Que la manifestación sea un éxito. Y cuando termine, denle un corte de mangas al Partido Popular, por manipuladores y como diría mi admirado Jaime Campmany, por ser un poquito cabrones.

En el entretanto, que no falte nadie el sábado.

Eulogio López