Estamos ante el mayor avance de la cirugía para el tratamiento quirúrgico radical del cáncer de próstata. La experiencia avalada desde el año 2000, y las últimas mejoras tecnológicas permiten técnicas de abordaje y reconstrucción avanzadas.

Así lo afirma la doctora Carmen González Enguita, jefa del Departamento de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, quien aclara también que la cirugía empleada para tratar el cáncer de próstata se conoce como prostatectomía radical (PR): “Con esta operación el cirujano extirpa toda la glándula prostática, incluyendo las vesículas seminales”.

Mientras, su colega de departamento, el doctor Ramiro Cabello Benavente, jefe asociado del citado servicio hospitalario, ensalza a la cirugía robótica por sus “grandes garantías para una rápida y mejor recuperación de la calidad de vida deseada del paciente tras la intervención”. Según indica, se trata de un proceso hospitalario y quirúrgico “amable”, y que altera “mínimamente” la vida del paciente.

La prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot (PRLR) reduce la pérdida sanguínea, el dolor postoperatorio y la estancia hospitalaria, lo que permite una reincorporación precoz del paciente a su vida cotidiana

Con ello, y en el caso de que el cáncer se detecte tempranamente, se puede realizar una PR con preservación de los nervios erectores, según afirma la doctora González Enguita, de forma que en pacientes favorables se pueden reducir los efectos secundarios que habitualmente se asocian a la cirugía radical prostática, como la impotencia sexual (disfunción eréctil). “Asimismo, el control de la continencia urinaria puede ser más preciso”, apostilla la especialista de Quirónsalud.

Otra de sus ventajas, según destaca, es que la cirugía del cáncer de próstata (CaP), centrada en la prostatectomía radical (PR), ha demostrado “un control oncológico excelente” en las etapas tempranas de la enfermedad. “Y, a pesar de ello, uno de los mayores miedos que los pacientes presentan al enfrentarse a este procedimiento es aquel que más afecta a su intimidad y a su imagen corporal, como es la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil; con todo lo que ello supone en su vida personal, social, laboral y en su relación de pareja”, afirma.

Por eso, anima a los pacientes a que, ante cualquier sospecha o duda, no dejen de acudir a la consulta del urólogo, y en estos momentos sin miedo al contagio de coronavirus, pese a la pandemia: “La detección precoz en el cáncer es fundamental”. Según subraya, las instalaciones sanitarias han diseñado circuitos libres del virus, por lo que es prácticamente nula la posibilidad de contagio a día de hoy. El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz cuenta con la certificación AENOR de Protocolo Seguro frente a la COVID-19, que acredita el cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.

Evitar los efectos de la cirugía

A su vez, el doctor Cabello Benavente señala que la prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot (PRLR), muy popularizada hoy en día, constituye “una herramienta fundamental” para disminuir la probabilidad de que aparezcan estos “efectos tan devastadores” en la calidad de vida del paciente: reduce la pérdida sanguínea, el dolor postoperatorio y la estancia hospitalaria, permitiendo una reincorporación precoz del paciente a su vida cotidiana. A su juicio, todas estas prestaciones ayudan a conseguir mejores resultados funcionales, y siempre, sin comprometer los resultados oncológicos.

Los procedimientos quirúrgicos se realizan mediante un abordaje que consiste en introducir el instrumental, que va conectado a los brazos robóticos, a través de cuatro pequeñas incisiones en la pared abdominal

En la misma línea resalta que la cirugía robótica, o cirugía asistida por robot (PRLR), permite a los cirujanos hacer procedimientos quirúrgicos complejos con mayor precisión, flexibilidad y control, en comparación con las técnicas convencionales de cirugía abierta: “Está asociada a los procesos quirúrgicos de la cirugía de invasión mínima; es decir, a procedimientos realizados a través de pequeñas incisiones, y supone un paso más en el desarrollo laparoscópico. Ha sido uno de los avances más importantes en la práctica quirúrgica desde que comenzó su desarrollo a principios del siglo XXI”.

De hecho, ambos especialistas valoran que el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz cuenta con la plataforma robótica del sistema quirúrgico robótico Da Vinci© Xi (Intuitive), que reúne los últimos avances tecnológicos para este tipo de procedimientos y aporta a los pacientes con cáncer de próstata localizado “los mejores resultados”.

La técnica de elección frente al cáncer de próstata

La prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot (PRLR), según prosigue la doctora González Enguita, se ha convertido en la técnica de elección para el tratamiento quirúrgico del CaP localizado en Estados Unidos y en muchos países de Europa.

“Más del 75% de los procedimientos quirúrgicos se realizan mediante este abordaje, que consiste en introducir el instrumental, que va conectado a los brazos robóticos, a través de cuatro pequeñas incisiones en la pared abdominal, apenas visibles al cabo de unos días de la intervención quirúrgica, lo que permite obtener excelentes resultados cosméticos. El cirujano dirige los instrumentos a través de una consola conectada al carro que sujeta y mueve los brazos”, detalla la uróloga de Quirónsalud.

El doctor Ramiro Cabello Benavente, apunta por su parte que en este tipo de intervenciones existe una “perfecta comunicación y control” entre el cirujano y los brazos del robot quirúrgico. “Cuando se accionan los controles de la consola, la información se transmite a los brazos del robot, que reproducen fielmente y con alta precisión los movimientos de las manos del cirujano en el campo quirúrgico en tiempo real”, detalla.

El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz cuenta con la plataforma robótica del sistema quirúrgico robótico Da Vinci© Xi (Intuitive), que reúne los últimos avances tecnológicos

A su vez, indica que los instrumentos quirúrgicos están miniaturizados y son muy finos (8mm). Cuentan con una articulación distal que permite 7 grados de libertad de movimiento y 90 grados de articulación (codo y muñeca), posibilitando la rotación axial; lo que minimiza los movimientos naturales de la cirugía abierta. “Cuenta con un sistema de eliminación del temblor o de movimiento innecesario, lo que permite al urólogo trabajar con precisión”, asegura, al tiempo que ensalza su sistema de visión ampliada en 3D, que permite trabajar el detalle de la cirugía, entre otras facilidades.

“Después del tratamiento quirúrgico, el seguimiento clínico, basado en visitas y controles regulares, implica el control oncológico, con la evaluación de las cifras de antígeno prostático específico (PSA); y la evaluación funcional, con la recuperación y/o rehabilitación de los problemas resultantes sobre la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil”, sentencia González Enguita.