Llega el buen tiempo y con él las horas de piscina o de playa que tanto ansiamos durante el resto del año. El problema es que a veces nos pasamos, o simplemente somos más sensibles con nuestros oídos, y es cuando aparece en muchas personas lo que se conoce como la ‘otitis del nadador’ o otitis externa, un motivo, de hecho, frecuente de consulta en la época estival.

¿Y por qué? Sergio Fernández, audiólogo en el Servicio de Otorrinolaringología (ORL) de Olympia Quirónsalud, recuerda que con la llegada del calor aumenta la práctica de actividades en piscinas, en playas, y en entornos acuáticos, lo que también eleva el riesgo de otitis externa, “una infección del oído frecuente en esta época del año”.

El exceso de humedad en el conducto auditivo, sobre todo si ha entrado agua contaminada, crea el entorno perfecto para el desarrollo de bacterias

Advierte así de que el exceso de humedad en el conducto auditivo, sobre todo si ha entrado agua contaminada, crea el entorno perfecto para el desarrollo de bacterias. De forma que esta ‘otitis del bañista’ llega a infectar e inflamar el epitelio que recubre el conducto auditivo externo, provocando la proliferación de gérmenes.

Entre sus principales síntomas, este experto apunta a los siguientes:

  • Dolor, especialmente al masticar o al tocar la zona.
  • Sensación de oído taponado.
  • Enrojecimiento.
  • Picor.
  • Secreción de material purulento por el oído.

Aquí recuerda que sobre todo son frecuentes estas afecciones entre aquellas personas que tienen predisposición a ello, así como en quienes pasan mucho tiempo en el agua, o sudan mucho, así como los menores, que tienen unos conductos auditivos de menor tamaño, y facilita la retención de agua.

Tips principales para evitar este fenómeno

Con ello, el audiólogo de Olympia recuerda que esta afección se puede evitar con medidas simples como las siguientes:

  • Secar bien los oídos tras el baño.
  • Visitar al especialista si se tiene exceso de cerumen.
  • Usar protectores auditivos adecuados, tipo los tapones.

En este sentido, Fernández manifiesta que los de cera son económicos, pero no siempre estancos; mientras que los de silicona estándar no se adaptan bien.

Esta afección se puede evitar con medidas simples como las siguientes: secar bien los oídos tras el baño; visitar al especialista si se tiene exceso de cerumen; usar protectores auditivos adecuados, tipo los tapones

A su juicio, los más eficaces son los tapones a medida, que se fabrican tras tomar un molde del oído, y que son incluso aptos para quienes llevan drenajes timpánicos.

En niños, dice que el ajuste debe revisarse periódicamente debido al crecimiento. “Se recomienda renovarlos cada 6 meses (de 0 a 2 años), una vez al año (de 2 a 6 años) y cada dos años (de 6 a 10 años)”, destaca este especialista de Olympia Quirónsalud.