El hombro, una de las articulaciones con mayor rango de movilidad del cuerpo humano, es también una de las más susceptibles de sufrir lesiones, tanto deportivas como degenerativas. Su compleja anatomía —donde confluyen músculos, tendones, ligamentos, cartílago y huesos— lo convierte en un punto especialmente vulnerable. Por ello, la prevención, el diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado son fundamentales para evitar complicaciones a largo plazo.

“El pilar básico para cuidar el hombro es evitar esfuerzos inadecuados, realizar ejercicio moderado que tonifique la musculatura y acudir a una revisión médica ante un dolor recurrente”, señala el Dr. Diego Sierra, traumatólogo del Hospital Quirónsalud Cáceres. Estas medidas, añade, “son fundamentales para prevenir lesiones complejas o de difícil tratamiento”.
Lesiones más frecuentes
Las lesiones más frecuentes en esta articulación incluyen tendinopatías, bursitis, roturas de bíceps, lesiones de SLAP, condropatías, inestabilidades y luxaciones. Algunas derivan de la actividad deportiva, otras del envejecimiento progresivo de los tejidos. El abordaje varía en función de la gravedad y el tipo de patología, y en muchos casos se logra una recuperación completa sin necesidad de cirugía.
El hombro, una de las articulaciones con mayor rango de movilidad del cuerpo humano, es también una de las más susceptibles de sufrir lesiones, tanto deportivas como degenerativas
Sin embargo, cuando el tratamiento conservador no resulta eficaz, la artroscopia se presenta como la mejor alternativa quirúrgica. Esta técnica mínimamente invasiva permite intervenir la articulación a través de incisiones de apenas medio centímetro, introduciendo una cámara y los instrumentos necesarios para la intervención. Y es que frente a la cirugía abierta, la artroscopia mejora la precisión de los gestos quirúrgicos, reduce el traumatismo en los tejidos, minimiza el sangrado y disminuye el riesgo de infección.
Las principales indicaciones para esta técnica incluyen roturas del tendón supraespinoso, lesiones tendinosas y luxaciones recidivantes. La intervención suele durar alrededor de una hora y se realiza con anestesia locorregional con sedación o general, en función del caso. En la mayoría de los pacientes, el alta puede darse el mismo día, tras un breve periodo de vigilancia postoperatoria.
No solo cirugía
No obstante, la cirugía solo representa una parte del proceso de recuperación. Las intervenciones requieren un programa posterior de fisioterapia para recuperar plenamente la funcionalidad del hombro. El tiempo de recuperación varía según la lesión: en el caso de lesiones tendinosas, el periodo puede alargarse hasta cuatro meses, mientras que en otros casos más leves podría bastar con tres.
Cuando el tratamiento conservador no resulta eficaz, la artroscopia se presenta como la mejor alternativa quirúrgica. Esta técnica, mínimamente invasiva, permite intervenir la articulación a través de incisiones de apenas medio centímetro
Y además, antes de llegar a la intervención quirúrgica, existen otras opciones eficaces para tratar las lesiones. La fisioterapia, la rehabilitación funcional y las terapias regenerativas o ecoguiadas tienen un papel clave. La cirugía solo debe contemplarse cuando fallan las técnicas previas.
La detección temprana de los síntomas es esencial. Ante molestias persistentes, limitación del movimiento o dolores que no remiten con reposo ni analgésicos, se recomienda acudir a un especialista o, mejor aún, a un centro que cuente con una unidad especializada en lesiones de hombro que realice artroscopias de forma habitual y al tiempo garantice un tratamiento integral y personalizado para cada paciente.
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