Los árboles son sumideros naturales de dióxido de carbono
La preocupación institucional por el medio ambiente empezó en la cumbre de Naciones Unidas celebrada en Estocolmo en 1972 y, aunque hubo años de cierto olvido y resistencia de algunos países, con la llegada del nuevo milenio, experimentó un fuerte auge centrándose sobre todo en lo relacionado con el cambio climático. En este contexto, conviene recordar que los árboles son una solución climática natural para capturar dióxido de carbono (CO2), por lo que plantar y reforestar son la mejor transición ecológica que se puede hacer.
Hace dos años, en una charla organizada en el Real Instituto Elcano, se refirió que con el impuesto de hidrocarburos el Estado español recauda unos 12.000 millones de euros anuales y el presidente de Repsol, Antonio Brufau, señaló que si se dedicara “el 20% del impuesto que se carga a hidrocarburos a la reforestación, habría emisiones netas negativas”. Así cada año “se reforestarían miles de hectáreas que funcionarían como sumidores naturales de dióxido de carbono (CO2)”. Y teniendo en cuenta la recaudación de dicho gravamen de los años 2019 y 2020 (12.264 millones y 10.326 millones, respectivamente), el 20% supondrían 2.453 millones y 2.065 millones, que se podrían haber dedicado a reforestar. Es más, Brufau preveía que “la emisión de la movilidad sería neta para 2050, con una reforestación de aproximadamente el 15% del territorio español”.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, señaló que si se dedicara “el 20% del impuesto que se carga a hidrocarburos a la reforestación, habría emisiones netas negativas”
Se estima la población de árboles en el mundo en alrededor de 3 billones de ejemplares, según la revista Nature, y en nuestro país, en el tercer Inventario Forestal Nacional (IFN3) se contabilizaron más de 7.500 millones de árboles. Los bosques protegen el suelo, revitalizan la biodiversidad, generan trabajo y arraigo, alimentan los sistemas hídricos y absorben el 24% de las emisiones, según la Sociedad Española de Ciencias Forestales. Y aunque también ha crecido ha crecido la desertificación, la superficie forestal española ha aumentado un 34% entre 1990 y 2019.
Teniendo en cuenta escenario han cobrado relevancia distintas iniciativas dela responsabilidad social de empresas, organizaciones y administraciones relacionadas para plantar y reforestar, y no sólo por todo lo relacionado con luchar contra el cambio climático, sino también por otras razones, como paliar los efectos de los numerosos incendios forestales (la mayor parte provocados por el ser humano) que se producen en verano o de temporales invernales. Por ejemplo, en la última década se han producido 27.797 incendios forestales en Galicia, como recoge el Plan de prevención y defensa contra incendios forestales de Galicia (Pladiga), dejando 207.263 hectáreas quemadas y haciendo desaparecer una quinta parte de la superficie forestal. Asimismo, el pasado enero, la borrasca Filomena y la histórica nevada que trajo afectaron a 800.000 árboles de Madrid, el 46% del total que tiene (1,74 millones) y que la convierten en una de las ciudades europeas con mayor cantidad, y un 10% cayeron al suelo.
Los bosques protegen el suelo, revitalizan la biodiversidad, generan trabajo y arraigo, alimentan los sistemas hídricos y absorben el 24% de las emisiones
Ante estos dos escenarios, cabe destacar que en Galicia, la organización sin ánimo de lucro dedicada a la conservación de la naturaleza WWF y Cabreiróa (negocio de aguas de Hijos de Rivera, la empresa que produce la cerveza Estrella Galicia) han unido fuerzas en un proyecto de restauración forestal en el entorno del Parque Natural Baixa Limia e Serra de O Xurés (Orense), dentro del proyecto multidisciplinar ‘Plantando cara al fuego’ que coordina la Universidad de Santiago de Compostela y en que participan otros centros educativos y de formación, ONGs, administraciones públicas y centros de investigación. Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid ha referido que ya tiene 51.300 nuevos árboles y se plantarán otros 100.000, como anunció el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, tras visitar la Casa de Campo donde la borrasca provocó que se perdieran 60.000 ejemplares. Asimismo, desde el pasado enero, los servicios municipales realizan labores de limpieza, poda y desbroce, que continuarán como mínimo hasta noviembre, para evitar, entre otras cosas, que la ingente cantidad de vegetación muerta suponga un riesgo ante cualquier chispa y provoque un incendio, como sucedió hace unas semanas en la Dehesa de la Villa.
Otra iniciativa de colaboración público-privada es ‘Motor Verde’, que aspira a ser el mayor proyecto de reforestación de España: está impulsado por Fundación Repsol y Grupo Sylvestris, y se han sumado la Junta de Extremadura y grandes empresas y fundaciones (Banco Santander, Enagás, Ilunion y Fundación Tierra Pura). El objetivo es ayudar a España a posicionarse como un referente europeo en compensaciones de emisiones al reforestar hasta 70.000 hectáreas para compensar 16 millones de toneladas de CO2. Asimismo, se promueve una economía social, verde y sostenible, con un efecto transformador en el medio rural, pues se generarán más de 15.000 oportunidades de empleo. En concreto, ‘Motor Verde’ arranca en Extremadura, donde se van a reforestar 5.000 hectáreas de terrenos baldíos o afectados por incendios en diferentes municipios en los próximos tres años.
La borrasca Filomena y la histórica nevada que trajo afectaron a 800.000 árboles de Madrid, el 46% del total (1,74 millones). Ahora ya tiene 51.300 nuevos árboles y se plantarán otros 100.000
Precisamente, para revitalizar cada área rural de la España vaciada, Fundación Madrina tiene el proyecto ‘Pueblos Madrina’, con los que aloja a familias y niños en aldeas y pueblos para comenzar una nueva vida. Desde hace 17 años, ha alojado a más de 300 familias y 1.000 niños, y actualmente tiene una lista de espera que asciende a 700 familias. Un proyecto que tiene cuatro ejes -también denominadas las 4Rs-: repoblación, reforestación, reconstrucción y revalorización. Así, pretende desarrollar una repoblación rural más humana, accesible y sostenible en el tiempo, y que enraíza en los pueblos a las familias más vulnerables, como ya lo está haciendo a lo largo de los valles repoblados de Ambroz, Corneja, Ambles, en Ávila, Cuenca y Toledo.
Desde el sector turístico, también se quiere reducir las emisiones de CO2 y por ejemplo, Grupo Iberostar ha organizado un evento de reforestación de 70 mangles grises en el complejo Paraíso (Riviera Maya, México), dentro de su movimiento ‘Wave of Change’, para acondicionar una zona devastada por fenómenos naturales, fortaleciendo las capacidades locales de respuesta para la recuperación de ecosistemas marinos y costeros clave, como manglares y dunas costeras. Asimismo, en República Dominicana, en 2019, empezó un ambicioso proyecto de restauración de manglares en su complejo Bávaro (Punta Cana) con el que está recuperando una extensa área de humedales y ya ha plantado 1.555 mangles.
La ‘startup’ española Tribaldata se ha propuesto devolver a los usuarios el control de sus datos en Internet y transformar el gran valor que tienen para las marcas en un impacto positivo en el medio ambiente: ya ha plantado más de 25.800 árboles y quiere llegar a 50.000 a finales de año
En el sector alimentario, por ejemplo, está el programa de reforestación de Nestlé, que lo está ampliando y aspira a plantar 20 millones de árboles cada año durante la próxima década en aquellas zonas de donde obtiene materias primas. Y es que un mayor número de árboles implica más sombra para los cultivos, más carbono eliminado de la atmósfera, mayores rendimientos y una mejora de la biodiversidad y de la calidad del suelo. “Con casi dos tercios de nuestras emisiones provenientes de la agricultura, está claro que la reforestación y la agricultura regenerativa son los objetivos principales de nuestro camino hacia las cero emisiones netas. Estos esfuerzos reducirán las emisiones y mejorarán la biodiversidad”, ha afirmado Magdi Batato, vicepresidente ejecutivo y director de Operaciones de Nestlé.
Paralelamente, hace unos meses, Macrosad, una cooperativa andaluza de educación y cuidados a personas en su infancia y vejez, anunció que plantará 10.000 árboles este año con una iniciativa intergeneracional entre personas mayores y niños, reflejando su compromiso con la sostenibilidad. Asimismo, con el auge de las nuevas tecnologías, de Internet y del comercio electrónico, que ha tenido un gran impulso por la pandemia del coronavirus, han surgido distintas iniciativas para convertir los clics en árboles, pero no sólo eso: la startup española Tribaldata se ha propuesto devolver a los usuarios el control de sus datos en Internet y transformar el gran valor que tienen para las marcas en un impacto positivo en el medio ambiente. En concreto, a través de su app, el usuario facilita información personal sobre sus preferencias y así Tribaldata crea perfiles anónimos que mediante Inteligencia Artificial convierte en audiencias para campañas de marketing digital. A cambio, los propietarios de los datos reciben puntos que pueden canjear para plantar árboles, contribuyendo al desarrollo sostenible y a compensar la huella de carbono que se genera por el uso de Internet. Y parece que ha empezado con buen pie: en su primer año de vida, la app Tribaldata ha plantado más de 25.800 árboles y quiere llegar a 50.000 a finales de este año.
Contenido patrocinado por: Inditex