En Hispanidad contamos la noche de fiesta de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin. A sus 36 años, Marin lo daba todo en una fiesta como pudimos ver en los vídeos que corrieron por redes sociale, aunque matizaba que no tomó drogas: “Me decepciona que se haya hecho público. Pasé la noche con amigos. De fiesta, bastante salvaje, sí. Bailé y canté”. Cosas, dice, “perfectamente legales”. ¡Faltaría más!

Pues bien, no ha terminado esta polémica cuando ha saltado una nueva a la pobre Sanna, culpa del patriarcado, evidentemente. Una foto ha visto la luz de lo que parece ser una nueva fiesta de Marin. Publicada en TikTok, en la imagen puede verse a dos amigas de Sanna besándose con el torso desnudo, tapándose únicamente el pecho con un cartel de Finlandia. Pero ojo, porque el fondo azul de la fotografía no ha tardado en resultar familiar, al tratarse del mismo que usa Marin en sus declaraciones oficiales, al parecer situado en Kesäranta, su residencia oficial. 

A la mandataria filandesa no le ha quedado otra que admitir que la imagen está tomanda en su residencia, y que las jóvenes de la foto son sus amigas: "Creo que esa foto no es apropiada, me disculpo por ello. No deberían haber tomado esa foto, pero por lo demás no ocurrió nada extraordinario durante aquella noche".

Y Marin continúa con su explicación, invitó a un grupo de amigos a la residencia oficial el pasado 9 de julio, después de ir a un festival de rock: Tomamos una sauna, fuimos a nadar y estuvimos en el jardín, pero no entramos al edificio principal. Sólo usamos los aseos para invitados de la planta baja, que es donde al parecer se tomó esa foto". Y aclara que es la única fiesta privada que ha organizado en Kesäranta durante sus vacaciones y no supuso ningún tipo de amenaza para la seguridad.

Ya denunciamos el contraste entre el "apoyo mundial" a la finlandesa Sanna Marin frente a la persecución global al británico Boris Johnson, hecho que muestra la doble moral hipócrita del feminismo: cualquier crítica a una mujer es machismo mientras criticar a un varón es justicia. Pero es que si la defensa de Marin es que la primera fiesta fue privada y en una casa particular, y por tanto, distinto al caso de Boris, a la luz de las imágenes de la nueva fies, ¿cuál es la excusa de Sanna ahora?

Es decir, en la primera fiesta ella no tenía culpa porque, primero, era en una vivienda privada y se costeó de manera particular, y segundo, no tomó drogas, que solo faltaba que un primer ministro se drogara la verdad. Y en esta segunda fiesta, organizada en su residencia oficial, también hay que disculparla porque "no ocurrió nada extraordinario", más allá de que dos amigas suyas se despelotaran y se hicieran una foto, y además es la única fiesta que ha organizado durante sus vaciones, hay que entenderla...

Cierto, porque cuando defendió su presencia en la primera 'fiestuki' ocultó esta segunda... y en zona pública. El caso Marin se parece cada día más al caso Johnson. Pero claro, ella es mujer y Johnson varón. O sea, una vida normal.

¿Que lo de Johnson fue durante la pandemia? Bueno, Marin ya tuvo que pedir disculpas porque no se aisló tras haber dado positvo en Covid su ministro de Exteriores, con el que había estado en contacto. Y es que cuando se lo comunicaron no tenía el móvil porque estaba en una discoteca. Esta chica no para. Es muy normal: una primera ministra de fiestuki en fiestuki. En Finlandia.