La impunidad de los criminales desata una ola de temor e indignación en el conjunto del país

El progresista gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, se ve obligado a declarar el estado de emergencia ante el incremento de la violencia

Antifa y Black Lives Matter imponen la ley del silencio y agreden a plena luz del día a los manifestantes congregados en el Spa de Los Ángeles, donde protestaban porque hace unos días un transgénero se paseaba por el vestuario femenino "con sus genitales a la vista”.

La grave crisis de criminalidad que asola EEUU continúa centrando la atención informativa. Si la semana pasada, denunciábamos en Hispanidad, que la connivencia de la Casa Blanca de Joe Biden con los violentos grupos Black Lives Matter (BLM) y Antifa, está llevando a EEUU a los peores índices de criminalidad en los últimos años, esta semana EEUU ha celebrado su fiesta grande, el día de la Independencia, marcado por la extrema violencia. En total, 233 personas han sido asesinadas y 618 heridas, en los más de 500 tiroteos registrados en el país durante el fin de semana.

Si bien se han registrado incidentes en multiples puntos del país, las ciudades más pobladas del país, feudos demócratas y epicentro de los grupos violentos BLM y Antifa, registran los episodios de violencia más graves.

El concejal del Ayuntamiento de Chicago,  Anthony Napolitano describe la ciudad como “zona de guerra”

Especialmente grave es el caso de Chicago, la tercera ciudad más poblada del país, donde durante la festividad nacional, 18 personas han sido asesinadas y más de cien han resultado heridas. Entre los asesinados se encuentra un agente de la Guardia Nacional. La situación es tan grave que el concejal del Ayuntamiento de Chicago, el independiente Anthony Napolitano, ha asegurado que la ciudad de Chicago es una “zona de guerra” y ha recordado que en el último año y medio “más de 6.000 personas han sido tiroteadas en la ciudad”. Napolitano ha responsabilizado directamente de la situación a la alcaldesa de Chicago, la demócrata Lori Lightfoot, quien emulando a su jefe de filas, el presidente Biden, ha culpado a las armas de fuego y ha señalado que el origen de la ola criminal se encuentra en que “Chicago se encuentra rodeado por suburbios y Estados con leyes de armas muy laxas”. Napolitano ha respondido asegurando que la regidora miente y que su argumento es un sinsentido, dado que esos Estados y suburbios limítrofes tienen un datos de criminalidad por armas de fuego exiguos en comparación con la ciudad de Chicago, y que Chicago, a pesar de tener las leyes de armas más restrictivas del país, es una de las ciudades con mayor violencia y criminalidad de la nación.

Pero no es el único concejal que critica a la regidora. También el concejal Raymond Lopez, quien además es demócrata, ha criticado la gestion de la alcaldesa, resaltando el incremento de la violencia en la ciudad desde que tomó posesión y ha exigido que tome medidas y solicite ayuda a nivel federal para luchar contra la espiral de violencia.

La crisis que asola a la ciudad del viento ha puesto contra las cuerdas a Lightfoot, quien en 2019 se convirtió en uno de los grandes iconos progresistas, al ser la primera mujer lesbiana y afroamericana en asumir la alcaldía de una de las grandes ciudades de EEUU. Auténtica abanderada del movimiento marxista BLM, Lightfoot saltó a la fama a nivel nacional, al decidir que solo podrían entrevistarle periodistas de color. Tras ser denunciada por ello, se justificó asegurando que simplemente quería llamar la atención porque la mayor parte de periodistas destacados en el consistorio de Chicago son blancos.

Días atrás, al ser cuestionada por su gestión, Lightfoot se limitó a responder que el 99% de sus críticos son “racistas y sexistas”.

Mientras tanto, en Nueva York, donde también son multiples las víctimas registradas durante la fiesta nacional, el gobernador del Estado, el progresista Andrew Cuomo, tras una gran resistencia, se ha visto obligado a declarar el estado de emergencia dada la elevada crisis de criminalidad que azota la gran manzana y el conjunto del Estado.

La sensación de impunidad de los criminales está causando una ola de indignación en el conjunto de la población. En el caso de San Francisco, donde la alcaldesa demócrata London Breed, ha anunciado un recorte de 120 millones de dólares en el conjunto del presupuesto total de las fuerzas y cuerpos de seguridad, ciudadanos atemorizados afirman que “el crimen en la ciudad es prácticamente legal”, mientras observan atónitos cómo bandas de ladrones asaltan las tiendas de lujo de la céntrica Union Square, sin oposición.

Y al mismo tiempo, Antifa y BLM se lanzan al terrorismo doméstico a cara descubierta. Como contó Hispanidad, hace unos días, en un spa en Los Ángeles, una mujer denunció que un transgénero se paseaba por el vestuario femenino "con sus genitales a la vista". El empleado del spa le recordó  a la clienta que en California existe una ley que protege a la comunidad LGBT de la discriminación por parte de las empresas. Tras este episodio, tuvo lugar una pacífica protesta frente al establecimiento para denunciar el polémico comportamiento del individuo, que culminó cuando los muchachos del grupo de extrema izquierda Antifa, unos grandes defensores de la libertad, golpearon a los asistentes a la protesta.

Nuevamente, el presidente Biden sigue callando ante la grave situación que vive el país y que se agrava día a día. ¿Acaso les sorprende? A fin de cuentas, le debe la Casa Blanca a BLM y Antifa. Sus polvos trajeron estos lodos.