Vladimir Putin se ha impuesto por goleada en las elecciones rusas, con el 87% de los votos y en primera vuelta. ¿Elecciones manipuladas? Seguro, pero esos porcentajes coinciden con las encuestas occidentales sobre la popularidad de Putin. Desengañémonos: Vladimir el bruto es admirado por su pueblo y los gobernantes occidentales inteligentes -estoy seguro de que queda alguno- deben preguntarse por qué. Putin 'reinará' otros 6 años más en Moscú, mismamente hasta que se cumpla la Agenda 2030, lo que más que una coincidencia parece un pitorreo de la historia.

Al mismo tiempo, Margarita Robles, desde La Vanguardia, nos advierte que el peligro de guerra, guerra nuclear, es real y para hacer boca nos recuerda que un misil balístico ruso, con cabeza nuclear puede llegar perfectamente a España, al tiempo que nos advierte: los países del centro europeo son más conscientes del peligro ruso, los del sur, nosotros mismos, mucho menos. Vamos, que la posibilidad de guerra es posible. Como se entere su jefe, el presidente del Gobierno, de tamaño desafuero, la expulsa del Ejecutivo por agorera. Además: ¿cómo se va atrever Putin a lanzar una misil nuclear contra España siendo Sánchez, nuestro impresionante don Pedro, el mandamás del país? Nuestro presi le lanza un discurso democrático, a fuer de ético, desde la tribuna de oradores del Congreso y Vladimir se acoquina.

Y lo malo es que los dos tienen razón... Hablo de Francisco y de la titular de Defensa. El Papa tenía razón, cuando emitió el mensaje que tanto molestó al ucraniano Zelensky: hay que pactar con Rusia porque la bestia de Putin es bestia cristiana. Que sí, que es una bestia, pero una bestia que tiene las ideas muy claras y no soporta el estúpido woke en el que se encuentra inmerso Occidente.

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El mensaje subyacente del Pontífice es muy claro: no permitamos que Putin se eche en manos de Oriente. Entre otras cosas, porque Rusia sí puede atacar a Europa, pero no mediante una guerra convencional, ni tan siquiera ha sido capaz de llegar a Kiev, sino inmersa en una guerra nuclear, a lo mejor en primer lugar, táctica, pero ya sabemos que comer, rascar y comenzar a lanzar misiles atómicos de largo alcance... todo es empezar.

Segundo: también tiene razón Margarita Robles, al advertirnos de que un ataque nuclear ruso contra España es perfectamente posible. Ahora bien, tiene guasa que la ministra del Ejecutivo Sánchez diga esto mientras su jefe se arrodilla ante Carlos Puigdemont... quien se arrodilló ante Putin con tal de fastidiar a España.

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Sí, las salvajes algaradas de Barcelona, terrorismo o no, que poco me importa, venían animadas desde Moscú, que eso a los rusos se les da de miedo. Casi tan bien como lo de bloquear ordenadores y redes de comunicación, el arma más letal en una guerra de la sociedad de la información. ¿Que Moscú tiene a España como uno de sus objetivos, probablemente prioritarios? No lo duden. Los enemigos de España siempre han valorado la hispanidad mucho más que los españoles. 

Sí, Putin es una bestia y es más que probable que se haya cargado al opositor Navalni, pero Putin es occidental, cristiano. Un mal cristiano, posiblemente, y con un cristiano la civilización cristiano Occidental puede y debe entenderse. El enemigo de Occidente es Oriente, en concreto China e India.

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Todo esto hubiera resultado más fácil hace tres años que ahora, pero no conviene dejarlo para mañana. Podría resultar más difícil aún: y por cierto, en el otro lado, Biden no puede entender esto; Trump, sí. ¡Anda!, si es justo lo contrario de lo que pontifica, de lo políticamente correcto en España, tanto en el mundo político como en el mediático. Sí, esos políticos y esos periodistas tan políticamente correctos, tan políticamente perversos, tan políticamente inanes... como el PSOE, como el PP, como los medios del sistema.

Hoy lunes, los castrados ministros de Exteriores de la Unión Europea se reúnen para ver si consideran legítimas las elecciones rusas. Y lo malo, es que esta charada, dirigida por el vanidoso José Borrell puede resultar muy interesante para Europa... pero Putin se cachondea de ellos desde el Kremlin.