El presidente brasileño Lula da Silva esá enloquecido. En Buenos Aires, abraza a la reclusa domiciliaria Cristina Fernández de Kirchner y se niega a entrevistarse con Javier Milei, que lo está haciendo en la Argentina mucho mejor que él en Brasil.

Lula preside los BRICS de pleno derecho (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a los que hay que añadir los entrantes: Arabia Saudí, Irán, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes e Indonesia. 

Los BRICS aúnan a lo emjor de cada casa: en versión comunista-china, en versión militarista-rusa, en versión panteísta-india, más los dos extremos islámicos: Arabia e Irán... y Venezuela quiere entrar. En suma, lo mejor de cada casa

Los BRICS se han convertido en el enemigo número uno de Occidente, sea en versión comunista china, en versión panteísta-india o en versión militarista-rusa, a la que ahora se añade la versión anti-occidental islámica, con Irán y Arabia en el mismo saco: lo mejor de cada casa. 

Se trata de una mafia, muy progresista y muy antioccidental, que lidera el chino Xi Jinping, el personaje más liberticida del mundo actual y donde están todos los enemigos del mundo libre, de un Occidente al que Brasil pertenecía hasta el regreso de Lula a la Presidencia.

Y todo ello sería llevadero si Lula, insisto, no hubiera enloquecido y no se hubiera radicalizado y ubicado al frente de la nueva internacional liberticida, que pretende fagocitar al Occidente cristiano. Si no estuviera ante Europa y en la OTAN, no duden de que Pedro Sánchez metería a España en los BRICS, porque se trata de fastidiar al hombre que, con todos sus defectos, ha recuperado los principios cristianos en Occidente: un tal Donald Trump.

Trump politiza los aranceles e impone a Brasil aranceles del 50%... por la persecución a Jair Bolsonaro. Con ello mezcla ideología y economía, mix a lo mejor necesario, pero siempre peligroso

Al tiempo, en Brasil Lula no se conforma con haber ganado, por la mínima y con sospechas de fraude, a Jair Bolsonaro sino que pretende meter al expresidente en prisión y tirar la llave. Pues bien, la novedad radica en que Donald Trump ha decidido imponer a Brasil aranceles del 50% y Lula, osado él, ha dicho que devolverá la pieza con igual intensidad.

Lo que asombra es que Trump asegura que es por el tratamiento de Lula a Bolsonaro. Con ello mezcla ideología y economía, mix a lo mejor necesario, pero siempre peligroso.

En todo caso, los BRICS se han convertido en la nueva guerra fría, la nueva internacional anti-Occidente, es decir, cristianófoba. Y que encima, lo dirija, o al menos resulte su cara visible, un iberoamericano, un hispano... resulta preocupante.