Nuevo capítulo de la persecución judicial de la Administración Biden contra el expresidente Donald Trump. En esta ocasión, el fiscal especial Jack Smith, designado por el fiscal general de la Administración Biden, Merrick Garland, ha imputado a Donald Trump por tratar de revertir los resultados electorales de las elecciones presidenciales de 2020. Trump ha sido acusado de conspiración para defraudar a los Estados Unidos, intento de obstruir un procedimiento oficial, conspiración para obstruir un procedimiento oficial y conspiración contra los derechos. Este último cargo es especialmente sorprendente, por cuanto se utilizó para evitar la intimidación de los esclavos tras la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, y fue utilizado contra el Ku Klux Klan en la década de 1870.
A la dudosa actuación del Departamento de Justicia de Biden, se añade que “casualmente”, la magistrada encargada del asunto, Tanya Chutkan, fue designada por el presidente demócrata Barack Obama y es conocida por su cercanía con la extrema izquierda y el antitrumpismo. Así lo ha manifestado, el senador republicano por Texas Ted Cruz, quien ha indicado que “la magistrada tiene una reputación de ser de extrema izquierda, incluso para los estándares del Tribunal de Distrito de Columbia". Cruz ha continuado indicando que “podemos anticipar que se trata de una juez que será implacablemente hostil con Donald Trump y que dictará sentencia tras sentencia contra Trump”. El senador también duda de la imparcialidad del jurado que conozca del asunto, precisamente por ser un tribunal del Distrito de Columbia, dado que la capital federal Washington DC es una de las ciudades con mayor porcentaje de votantes demócratas de todo el país, hasta el punto que en 2020, un 92% votó por Joe Biden, por apenas un 5% que lo hizo por Trump. Así, Cruz ha concluido del siguiente modo: “La probabilidad de que un jurado de Washington D.C. vote para condenar a Donald Trump es excepcionalmente alta. No importan ni los hechos ni la ley. Ellos le odian. Esa es la razón por la que el Departamento de Justicia de Biden quiere llevar este caso a Washington DC, dado que con un juez de extrema izquierda y un jurado de extrema izquierda, existe una posibilidad muy real de que Donald Trump termine siendo condenado”.
Unas acusaciones de dudosa conformidad a derecho y con nulo acervo probatorio. Lo consideran célebres juristas estadounidenses como el abogado y profesor emérito de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, Alan Dershowitz, quien ha valorado la acusación del fiscal del siguiente modo:
En el mismo sentido, el letrado y comentarista Gregg Jarrett ha valorado la defectuosa imputación de Trump del siguiente modo: “la acusación de 45 páginas contra Trump, en la que el fiscal especial Smith presenta los cargos, incluido uno más conocido por haber sido utilizado contra el Ku Klux Klan en la década de 1870 es un disparate", concluyendo de forma irónica que“el fiscal especial Smith debería ser imputado por estupidez”.
Acusan al expresidente por un delito que se utilizó contra el Ku Klux Klan en el siglo XIX
Sobre una posible condena de Trump, el profesor Dershowitz ha considerado que la imputación no recoge prueba alguna contra Trump, y que aunque un Jurado de una ciudad eminente demócrata como la capital federal condene al expresidente, es muy probable que el Tribunal Supremo anule la condena y conceda la razón a Trump.
En este ocasión, sorprende que se haya unido al linchamiento de la progresía mediática contra Trump, quien fuera su vicepresidente Mike Pence, quien ha asegurado: “El 6 de enero (fecha de los incidentes en el Capitolio) el expresidente Trump me exigió que eligiera entre él y la Constitución. Elegí la Constitución y siempre lo haré… La acusación de hoy sirve como un recordatorio importante: cualquiera que se ponga por encima de la Constitución nunca debería ser presidente de los Estados Unidos. Sin duda, el frontal ataque de Pence contra su antiguo jefe de filas, no es más que una maniobra desesperada para tratar de impulsar su marchita campaña electoral, que con porcentajes de intención de voto de apenas un 3% marcha aceleradamente hacia desastre, hasta el punto que, de seguir esta tendencia, es muy probable que Pence tenga que retirarse de la contienda antes incluso de los caucus de Iowa, que el próximo 15 de enero dan el pistoletazo de la salida a las primarias republicanas.
Los intentos de Biden de destruir a Trump mediante la utilización de la fiscalía y los tribunales, tienen como propósito linchar públicamente al republicano, por cuanto, incluso aunque fuera condenado, la Constitución de Estados Unidos no contempla la inhabilitación para ser candidato presidencial, como tampoco prohíbe que un condenado, incluso en prisión, pueda ejercer como presidente.
La deriva autoritaria de la justicia demócrata pone al país en una situación de inestabilidad sin precedentes, máxime teniendo en cuenta que las sucesivas imputaciones de Trump no hacen sino fortalecer su imagen, hasta el punto que ha aumentado su ventaja en las primarias republicanas, dejando casi asegurada su nominación, y con serias opciones de recuperar la Casa Blanca en los comicios de noviembre del año que viene.