Ocurrió hoy hace ocho días. Por todo el mundo se extendieron las imágenes de la nueva gota del cuentagotas con el que los ‘pobrecitos’ gazatíes devolvieron a los tres israelíes secuestrados el 7 de octubre de 2023. Trump lo expresó con mucha claridad: parecían salidos del Holocausto. 

¿Y a estos malnacidos es a los que defiende Europa? 

Encima, en Israel ha cundido el peligroso síndrome de Estocolmo. En TV un familiar de uno de los secuestrados que aún quedan en manos de los pobrecitos gazatíes, se encara con Netanyahu y le acusa de no ‘negociar’ con sus captores. La verdad es que está negociando y que lo único que ha conseguido es el chantaje de que devuelvan a los secuestrados de tres en tres y a cambio de más de 100 presos palestinos -pobrecitos gazatíes- que al parecer dadas sus expresiones vivían mucho mejor en las cárceles judías que sus secuestrados, civiles e inocentes, en la Franja.

El apoyo a nuestros hermanos mayores en la fe, también servirá para que Occidente despierte y los cristianos defiendan su fe. Porque una fe por la que no se está dispuesto a dar la vida es un sucedáneo de fe

Jerusalén se ha convertido en la última frontera de Occidente. Con su apoyo a los palestinos, Europa está apoyando la barbarie y la barbarie es lo opuesto a la civilización, que es un invento del Cristianismo y de nuestros hermanos mayores en la fe: los judíos.

El plan de Donald Trump para Gaza no me gusta porque me suena a ingeniería social -por tanto, indeseable- y será imposible. Pero de lo que no cabe duda es de que los judíos son los que ahora están peleando por los principios occidentales, de suyo cristianos, y de que la barbarie reina en los pobrecitos gazatíes a los que con tanto empeño defienden los gobiernos occidentales.

Y de paso, la defensa de Jerusalén, el apoyo a nuestros hermanos mayores en la fe, también servirá para que Occidente despierte y los cristianos defiendan su fe. Porque una fe por la que no se está dispuesto a dar la vida es un sucedáneo de fe.