El Senado de Estados Unidos ha confirmado el nombramiento de Antony Blinken como secretario de Estado de los Estados Unidos. ¿Quién es el nuevo jefe de la diplomacia estadounidense?

Antony Blinken nació en Nueva York hace 58 años, en el seno familiar de una larga dinastía de diplomáticos judíos. Su padre fue Embajador de Estados Unidos en Hungría y su tío, Embajador de EEUU en Bélgica, ambos durante la presidencia del demócrata Bill Clinton. Su infancia y juventud transcurrieron entre Nueva York y París. En la gran manzana estudió en el elitista colegio Dalton, uno de los ochos colegios integrantes de las escuelas preparatorias del Ivy League, que agrupa a las universidades con más solera de la Costa Este. Precisamente, regresó a EEUU para cursar sus estudios universitarios en dos facultades del Ivy League, primero en Harvard y luego en Columbia, donde se licenció en derecho. Tras ejercer la abogacía unos años, su carrera política comenzó en la Administración de Bill Clinton, desempeñando diversas funciones en el área de política exterior. Su gran ascenso político tuvo lugar durante la presidencia de Barack Obama, ocupando diversos puestos como asesor de seguridad nacional, tanto con el entonces vicepresidente Joe Biden, como con el presidente Obama y durante la última legislatura de este último ocupó el cargo de vicesecretario de Estado de EEUU. Su confirmación como secretario de Estado supone alcanzar el último peldaño que le faltaba en el mundo diplomático estadounidense. En el plano personal, en 2002 se casó con Evan Ryan, en una ceremonia mixta católica y judía oficiada por un sacerdote y un rabino, en la muy progresista Iglesia de la Santísima Trinidad de Washington DC. Como se pueden imaginar es una iglesia de los jesuitas. Su esposa también ocupó cargos en el Departamento de Estado durante la presidencia de Barack Obama, llegando a ser la responsable de asuntos culturales y educativos de la Secretaría de Estado y acaba de ser designada como secretaria del gabinete de la Casa Blanca con Joe Biden.

Naturalmente, China vuelve a ser nuestro mejor amigo. E Irán, unos respetables demócratas

Pero lo más importante, ¿Qué podemos esperar de la diplomacia estadounidense con Blinken al frente?

En su primer discurso como secretario de Estado, Blinken demostró que será el sectarismo ideológico lo que guiará a la Administración Biden al señalar que “El mundo está pendiente de nosotros, quieren ver si guiamos con el poder del ejemplo y si nos enfrentamos a los grandes desafíos de nuestro tiempo que son la pandemia, el cambio climático, la amenaza a la democracia y la justicia racial, …” Toda una declaración de intenciones.

Durante la presidencia de Obama, Blinken fue uno de los principales impulsores del acuerdo nuclear con Irán, que supuso el blanqueamiento internacional del régimen fundamentalista islámico de los ayatolás, y de nuevo ha apuntado que este tema será una de las bases de su mandato. Este será uno de los puntos más conflictivos de su política exterior, dado que un eventual regreso al permisivo acuerdo nuclear con Irán supondría una clara amenaza para Israel, el principal aliado de EEUU en la zona. También puede echar por tierra los históricos acuerdos de paz alcanzados entre Israel y diversas naciones árabes por mediación de la Administración Trump, dado que el Estado hebreo no mostrará su voluntad de continuar alcanzando acuerdos de paz con países de la zona, si EEUU vuelve a dar alas al régimen iraní, que no solo no reconoce la existencia de Israel sino que defiende su destrucción.

Con Biden-Blinken volverá el intervencionismo militar de Estados Unidos en Medio Oriente 

Blinken también ha anunciado que revisará el acuerdo de paz alcanzado por el ejecutivo Trump con los talibanes en Afganistán. Visto el nuevo enfoque diplomático que pretende el tándem Biden-Blinken, el regreso al intervencionismo militar en la zona puede llevar al traste los éxitos en materia de paz alcanzados en estos últimos cuatro años por el equipo diplomático de Donald Trump.

Sin duda, una de las actuaciones más esperadas es la posición del nuevo jefe de la diplomacia estadounidense frente a la amenaza creciente del comunismo chino. En este punto, las primeras precisiones de Blinken han sido las esperadas dada la creciente influencia de China en el Partido Demócrata, y ha apuntado la voluntad de su gobierno de cooperar con China en diversas áreas y particularmente en materia de cambio climático.

Aunque todavía tendremos que esperar unas semanas para conocer los movimientos en el tablero mundial del tándem Biden-Blinken, donde el nuevo ejecutivo estadounidense ha dejado clara su postura desde el primer día es en la promoción internacional del aborto. Así, el presidente Biden ha anunciado la rescisión de la denominada Política de la Ciudad de México, una normativa incoada durante la presidencia de Ronald Reagan, que prohíbe destinar dinero público a ONG’s que perpetran abortos o que abogan por la legalización y expansión del acceso al mismo. Dicha política estuvo vigente durante la presidencia de Donald Trump.

Además, el ejecutivo Biden ha afirmado que retirará a EEUU del Consenso de Ginebra de 2020, que rubricó EEUU durante el gobierno de Donald Trump junto con 33 países más, y que tenía por objetivo impedir la promoción del aborto a nivel mundial. El artífice de dicho acuerdo fue el secretario de Estado durante la Administración Trump, Mike Pompeo y supuso la primera declaración internacional contra el aborto.

El sectarismo ideológico regresa a la diplomacia estadounidense… el guion se cumple según lo previsto. Menos mal que Joe Biden es un ferviente católico.