Empezamos esta crónica semanal de Hispanoamérica --en la que hacemos especial énfasis en la defensa de la vida, la familia y la libertad-- en Colombia, para defender el principio no negociable del derecho a la vida de los no nacidos. 

Allí, la organización Provida Latam ha invitado a los colombianos a sumarse a la marcha por la vida del próximo domingo 26 de febrero en Bogotá, para proclamar el no al aborto y rechazar el genocidio de los niños no nacidos.

El contexto es el cumplimiento del primer aniversario de la sentencia C-055/22 de la Corte Constitucional, emitido el 21 de febrero de 2022 y que extendió el plazo para practicar un aborto hasta las 24 semanas de gestación.

Ese fallo liberalizó el aborto en Colombia, al permitirlo más allá de las tres causales fijadas por la sentencia C-355 de 2006, que despenalizó esta práctica en los casos de violación, peligro para la vida de la madre y malformación del feto.

En declaraciones a ACI Prensa, Catalina Gutiérrez, de Provida Latam, explicó que la marcha es convocada por varias organizaciones, entre ellas Rosario de hombres, con el objetivo “visibilizar el genocidio de los no nacidos en Colombia con la complicidad” de las instituciones. Asimismo, “recordar a las autoridades públicas que Colombia es un país católico y que la agenda contra la ley natural es ilegítima”. 

Los padres de hoy pertenecen a generaciones a las cuales se les arrancó la fe y se les hundió en el adoctrinamiento ateo

Y nos vamos a Cuba, para defender el principio no negociable de la libertad de enseñanza y de educación. En el país de la dictadura comunista, el P. Alberto Reyes, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey, destacó el reto “heroico” y “vital” de los padres de familia cubanos para educar a sus hijos en la fe e intentar apartarlos del adoctrinamiento ideológico y partidario de la dictadura, recoge Aciprensa

“Educar a un hijo es siempre un reto, pero en este momento de la historia cubana, el reto no solo es heroico, sino que es vital como nunca antes”, sostuvo el presbítero el 15 de febrero, en una columna de opinión.

“En primer lugar, porque los padres de hoy pertenecen a generaciones a las cuales se les arrancó la fe y se les hundió en el adoctrinamiento ateo que solo provoca despersonalización y vacío existencial”, explicó el P. Reyes.

Pero no solo eso, pues otra dificultad es que las familias han vivido “sumergidas en la supervivencia y en la lucha cotidiana por lo necesario”, por lo que “no es fácil para ellos llegar a ese momento sereno en el cual miras a tu familia y dices: ‘busquemos a Dios’”, explicó el presbítero.