A punto de cumplirse un año de la muerte del afroamericano George Floyd, y a pesar de haberse dictado la ejemplar sentencia condenatoria para el exagente Derek Chauvin, que puede alcanzar incluso los cuarenta años de prisión, la ola de violencia que asola las grandes ciudades de Estados Unidos no sólo no cesa, sino que se incrementa día a día.

Las ciudades demócratas que redujeron drásticamente el presupuesto policial por la presión del movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) se encuentran en una situación crítica. Así, la tasa de crímenes violentos se encuentra disparada en los grandes feudos demócratas del país. La tasa de homicidios ha ascendido en 2020 en un 38% en Los Ángeles, un 48% en Nueva York y un 14% en la capital federal Washington D.C. Pero sin duda, el premio gordo de esta lamentable lista se lo lleva la ciudad de Minneapolis, lugar de fallecimiento de George Floyd, y epicentro de la violencia extrema de BLM. Esta ciudad que adoptó una de las reducciones más drásticas del presupuesto policial, patrocinado por la congresista demócrata antisistema Ilhan Omar, ha sufrido un incremento en la tasa de homicidios en un 70% durante el pasado año.

Hoy por hoy, es más que evidente el control que ejerce BLM sobre el Partido Demócrata. El pasado fin de semana, la congresista afroamericana por California, Maxine Waters, antes de emitirse el fallo de la sentencia que condenaba a Derek Chauvin por la muerte de George Floyd, jaleaba a los manifestantes radicales en Minnesota y pedía “más confrontación” a los denominados activistas a favor de la justicia racial y al movimiento BLM. Sobra decir, que Waters no sólo no se ha retractado de haber incitado directamente a la violencia, sino que además ha acusado a los republicanos por intentar intimidarla. El líder de los republicanos en el Congreso, Kevin McCarthy ha señalado: “Este fin de semana en Minnesota, Maxine Waters vulneró la ley incitando a la violencia”. Así, el republicano planteó una iniciativa en el Congreso para reprobar los comentarios de Waters y la misma fue rechazada, al cerrar filas la mayoría demócrata de la Cámara con la congresista antisistema. Y no solo eso, la jefa de filas de Waters, la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, negó que Waters incitara a la violencia y aseguró que en ningún caso debía pedir perdón por sus comentarios.

Incluso el magistrado que ha condenado al ex agente Derek Chauvin por la muerte de George Floyd avisa del peligro de manifestaciones como la de Waters

Curiosamente, quien sí se ha pronunciado sobre las palabras de la fanática Waters, ha sido el magistrado Peter Cahill, que es precisamente quién ha ejercido de juez en el caso de la muerte de George Floyd, señalando que: “Me gustaría que los oficiales electos dejaran de hablar del caso, especialmente de una manera que es irrespetuosa con el imperio de la ley y que, en el caso de que quieran emitir opiniones, deben hacerlo de una forma que sea consistente con su juramento a la Constitución”. Y ha lanzado un aviso señalando que “Les diré que la congresista Waters, con sus palabras, ha dado argumentos a la defensa para que en apelación todo este juicio y la sentencia condenatoria puedan ser anulados”.

Las palabras del magistrado también deberían hacer reflexionar al propio presidente Biden, quien, en una sorprendente declaración para un presidente, saltándose todo tipo de respeto a la independencia judicial y a los procesos judiciales, señaló que “rezaba por la condena de Chauvin”.

En contraposición a la ola antisistema que domina el Partido Demócrata, el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, quien como ya contamos está ejerciendo el papel de jefe de la oposición ante la sectaria Administración de Biden y Kamala, ha firmado la denominada “Ley Antidisturbios”, aprobada por mayoría absoluta del Congreso y el Senado de Florida que adopta diversas medidas de calado para garantizar la ley y el orden en el Estado. Así, se impide que los ayuntamientos puedan recortar el presupuesto policial sin autorización estatal, se aumentan las penas para los manifestantes que destruyan todo tipo de elementos históricos, desde banderas, estatuas o memoriales y se adoptan diversas medidas para proteger a las fuerzas de seguridad.

Florida se convierte en el epicentro de la resistencia a la ideología antisistema que domina el Partido Demócrata… y la Casa Blanca

No parece que la condena a más de 40 años al agente Chauvin o la reducción del presupuesto policial sean suficientes para BLM. Y es que el movimiento y sus fundadores dejaron muy claro su objetivo, ya lo denunciamos en Hispanidad, Patrisse Cullors, cofundadora del movimiento señaló al marxismo como la ideología imperante en el grupo. Hawk Newsome, líder de BLM en Nueva York, fue más allá, prometió que el sistema ardería si EEUU no les daba lo que querían.

Pero, ¿quién sí les da todo lo quieren? El bueno de Joe, que hace de “tonto útil” a la vez que disfraza de consenso, lo que en realidad es rebelión.

¿De verdad crees, Joe, que tú eres el presidente que quiere BLM?