Emmanuel Macron, presidente de Francia, ha nombrado a François Bayrou, nuevo primer ministro de Francia. Hablamos de un personaje que se autocalifica de centrista es decir, progre-capitalista, partidario del aborto a lo bestia y del gaymonio.

Veamos: Emmanuel 'Lolito' Macron logró imponerse a Marine Le Pen en las Presidenciales gracias a que agitó el espantajo ultra: todos contra el peligro ultraderechista. La extrema izquierda respondió a su llamada, así como la derecha, el centro y los socialistas... y Macron repitió en la Presidencia aunque en la primera vuelta había ganado Marine Le Pen.

Una vez presidente, Macron traicionó a la extrema izquierda y a la extrema derecha y convocó legislativas, pero no consiguió la mayoría y tuvo que llamar al todo contra los ultras. Sólo que la extrema izquierda de la Francia Insumisa ya no le cree. Y así, Macron nombró a Michel Barnier, quien cayó en dos patadas por falta de apoyo parlamentario. 

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Pero tampoco entonces dimitió Macron. Es más, aseguró que van a tener que aguantarle todos los franceses durante todo su mandato. Ahora, en lugar de dimitir él, causante de todo el follón, ha decidido nombrar a un centrista, aproximadamente liberal. El mensaje ha cambiado. Ahora es: todos contra los dos extremos, el de derechas y el de izquierdas, que tienen menos votos que los dos extremos juntos. 

En cualquier caso, esto no parece el crepúsculo de las ideologías sino el reino de la incoherencia. Porque unir a conservadores, democristianos, liberales, socialistas y verdes, resulta una macedonia mental curiosa. Y Francia no es el único país donde este caos ideológico se ha convertido en cotidiano.

Nadie más pegado al sillón del Elíseo que Emmanuel Macron. Incluso, en las casas de apuestas se coquetea con la idea de que, a lo mejor, está más apegado al sillón presidencial que Pedro Sánchez en España.