Esta semana, EEUU está de luto tras la matanza en la escuela de primaria Robb, en la ciudad de Uvalde, en el Estado de Texas.

Una vez más, la progresía mediática está aprovechando la tragedia para sus fines políticos. Para analizar lo ocurrido, damos conocimiento de un artículo de la revista The Federalist titulado “Los tiroteos masivos no son tan interesantes para los demócratas cuando no pueden responsabilizar a un supremacista blanco”. En él, se compara el tratamiento informativo de la matanza perpetrada por Payton Grendon en un supermercado de la ciudad de Buffalo, en el Estado de Nueva York hace escasas dos semanas, con un saldo de diez muertos, con la perpetrada esta semana en la escuela de Uvalde en Texas por Salvador Ramos, que ha segado la vida de diecinueve niños y dos profesoras. En ambos casos, tenemos como protagonistas respectivamente a Grendon y Ramos, dos sujetos perversos y perturbados. No olviden, ambas cosas están unidas, ya que como defendemos en Hispanidad, los locos no son malos, son los malos los que se vuelven locos.

Sin embargo, en el caso de Nueva York, Grendon es identificado automáticamente como un supremacista blanco, que ha asesinado por odio racial. Toda la progresía mundial relata lo ocurrido como un caso de violencia racista, y no como la obra de un demente violento y malvado. El presidente estadounidense Joe Biden, desde la propia ciudad de Buffalo, denuncia que “el supremacismo blanco es un veneno” y automáticamente se relaciona al autor del tiroteo con Donald Trump y el Partido Republicano.

Por su parte, en el caso de Texas, donde la matanza es cometida en la ciudad de Uvalde, con un porcentaje de población hispana de casi un ochenta por ciento, y el autor del terrible episodio es Salvador Ramos, también hispano, cambia radicalmente el discurso y, como obviamente no puede hablarse de supremacismo blanco, el relato mediático pasa a ser responsabilizar a las armas de fuego y, de nuevo, los republicanos vuelven a ser los responsables por su apoyo a las armas.

Pero esta vez, el cinismo progresista ha ido todavía más allá y la utilización política de la muerte de los inocentes niños de la escuela de Uvalde alcanza un nuevo grado. Así, tras el ataque, en comparecencia de prensa, para mostrar unidad, intervienen el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, junto con el vicegobernador del Estado, Dan Patrick, el senador por Texas, Ted Cruz, el alcalde de la ciudad de Uvalde, Don McLaughlin y otras autoridades. En medio del acto, aparece por sorpresa entre el público el candidato demócrata a gobernador de Texas en noviembre, Beto O'Rourke, y comienza a increpar a gritos al gobernador Abbott acusándole de ser el responsable de lo ocurrido. La policía se ve obligada a expulsar al demócrata del auditorio. El gobernador Abbott, tras el circo montado por el demócrata O’Rourke pide de nuevo unidad, y suplica a todos los texanos que sean uno, y que dejen de lado sus propias agendas y el vicegobernador Patrick recuerda que hay que centrarse en las familias de las víctimas y que lo ocurrido no puede utilizarse políticamente.

 

Nuevamente los demócratas demuestran que son capaces de cualquier cosa para sacar rédito político, incluso la utilización política del terrible episodio ocurrido en Texas.  El protagonista, Beto O’Rourke, saltó a la fama nacional en 2018, cuando se enfrentó al republicano Ted Cruz en la carrera al Senado por Texas. En ese momento, O’Rourke se presentó como un candidato joven y centrista y la gran esperanza demócrata en décadas para ganar una elección en Texas, segundo Estado más poblado del país y feudo republicano. Bajo el abrigo de la progresía mediática y con una financiación récord, hasta el punto que el demócrata recibió más de ochenta millones de dólares para su campaña, por apenas cuarenta y cinco de su rival republicano, O’Rourke fue definido como el “Robert Kennedy texano”. Sin embargo, a pesar de la bien orquestada campaña, nuevamente la conservadora Texas reeligió al republicano Ted Cruz y O’Rourke fue derrotado. Más tarde, O’Rourke se presentó a las primarias presidenciales demócratas de 2020, si bien su campaña fue un fracaso y se retiró antes incluso de las primarias de Iowa, que abren el ciclo electoral. Este año, O'Rourke se presenta a gobernador de Texas, en lo que puede ser el último intento para salvar su carrera política. Una vez más, las perspectivas tampoco son favorables, dado que se encuentra muy por debajo del republicano Abbott en las encuestas, quien se presenta por tercera vez a la reelección.

Y, por si fuera poco, para echar más leña al fuego, el expresidente demócrata de Estados Unidos, Barack Obama, ha comparado en Twitter la masacre en la escuela de Texas con la muerte hace dos años del afroamericano, George Floyd, a manos de la policía de Minneapolis, señalando que “Mientras lloramos a los niños de Uvalde hoy, debemos tomarnos un tiempo para reconocer que han pasado dos años desde el asesinato de George Floyd bajo la rodilla de un oficial de policía. Como informa el New York Post,  el tweet de Obama ha sido reprendido en redes sociales, por comparar un caso de homicidio por brutalidad policial en el marco de una detención, con la matanza a sangre fría de diecinueve niños y dos profesores en una escuela.

Una vez más, la progresía supera todos los límites.