Pactar con Vox es mala noticia, como todo pacto hacia un extremo. Se trata de un partido de programa trasnochado y mucha retórica casposa”. (Teodoro León Gross, ABC 14-06-23)

Las elecciones del pasado 28-M han sido muy claras, las ha ganado la derecha de forma contundente. Si la tendencia sigue en la misma línea, el 23-J se confirmará esa victoria de la misma manera. Esperemos no pase nada excepcional como ocurrió el 11-M de 2004. Esa derecha está compuesta por un partido, el PP, que se ha situado en una ideología liberal reformista, y otro, Vox, con ideología conservadora tradicional.

D. Teodoro, ¿dónde está el extremo? ¿No tenemos ante nosotros esa “grossen koalitión” que usted parece añorar? Si fuera asesor político les daría a ambos partidos el siguiente eslogan común para la próxima campaña: “Juntos pero no revueltos, vamos a por los doscientos”. Con 213, se podría hacer lo que nuestra nación/país necesita como el comer.

¿Dónde está la retórica casposa? ¿Acaso en la defensa de la familia tradicional? ¿En defender a España como única nación? ¿O defendernos de los abusos e imposiciones de la UE, que nos están llevando a depender nuestras vidas de sus caprichos e ideologías, contrarias al pensamiento cristiano y humanista que fundamentó España y Europa? ¿O acaso en los valores del mérito, el esfuerzo, las virtudes humanas o la defensa de nuestras libertades? ¿En la defensa de la vida humana? ¿En defender la terminología de mujer y hombre que, siendo distintos, son maravillosamente complementarios?

¿Dónde está la retórica casposa? ¿Acaso en la defensa de la familia tradicional? ¿En defender a España como única nación? ¿O defendernos de los abusos e imposiciones de la UE, que nos están llevando a depender nuestras vidas de sus caprichos e ideologías, contrarias al pensamiento cristiano y humanista que fundamentó España y Europa?

Todo lo anterior son valores tan antiguos como la misma humanidad, en ellos se funda la existencia y el caminar progresivo de ella. Incluyendo evidentemente la procreación. Y así seguirá siendo, aunque de vez en cuando estos se atacan furibundamente, llevando a la desaparición de la correspondiente civilización. Y viniendo a sustituirla otra que volvió a fundamentarse en esos mismos valores. Y vuelta a empezar.

Que la tradición, o lo explicado en el anterior párrafo, sea anticuado, puede admitirse; pero ni es desfasado, ni descuidado, ni sucio, ni trasnochado y, en consecuencia, no es casposo.

La ideología derivada del marxismo -comunismo y socialismo y cualquier derivado se llame progresismo, populismo, etc.- desaparecerá cuando la sociedad alcance paulatinamente el conocimiento, y el criterio bien formado, y nos demos cuenta de dos factores esenciales:

  • La izquierda necesita que la enseñanza y formación de los pueblos sea pobre y deficiente
  • Que el estatus de vida igualmente sea pobre y deficiente, y el pueblo se vea igualmente a depender del Estado para sobrevivir

Tenemos que pensar que: una ideología que combate la riqueza, no puede crearla.

Para terminar dice usted en su artículo: “Y sólo cabe esperar que se pase el sarampión de la nueva política, se complete el ciclo y se vuelva a hacer política mirando al centro, entre liberales y socialdemócratas moderados”.

El centro, al no ser “ni chicha ni limoná…”, es un sitio tibio y ya sabe aquello de “a los tibios los vomitaré de mi boca”. Del centro político tengo una anécdota sucedida en los tiempos de nuestra Transición que cuento en mi libro La España políticamente correcta (Parquelagos, 2017, pág.197), donde un buen amigo, político, que luego llegó a primer ministro de su país y más tarde a presidente, me enseñó lo que significaba.