Registros -bueno, ha dicho Óscar Puente que no son registros sino una solicitud de información- de la UCO en la sede central del PSOE, en Ferraz y en el Ministerio de Transportes, Dirección General de Carreteras y sede central de ADIF.

España vive la cuenta atrás para la caída de Pedro Sánchez. Ahora bien, puede que sea una cuenta atrás que se alargue en el tiempo. 

Mientras, los portavoces del PSOE, desangelados, repiten que la legislatura terminará en 2027 y que nadie va a dimitir. Pero tanto la vicepresidenta primera, María Jesús Montero ,como la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, repiten como loros, impasible el ademán, que esto es un escándalo que afecta a dos o tres. Ábalos y Cerdán y el resto son criaturas angélicas. Y naturalmente, Sánchez ni se enteró.Y ya, dentro de la mecánica habitual, aparece la conductora del primer telediario de mediodía para explicarnos que este es el caso Ábalos-Cerdán-Koldo: ¿comprenden? Pero, en el entretanto el escándalo crece por Navarra y por Madrid y hasta la constructora Acciona de la familia Entrecanales, se ve afectada y el juez ya ha citado a directivos de esta compañía. 

En el aire, lo que se respira es una dimisión de Sánchez. Ahora bien, el problema del actual presidente es el del viejo adagio: Quien a hierro mata a hierro muere. Nadie está dispuesto a que Sánchez se marche de rositas lo que le obliga a permanecer en el cargo el mayor tiempo posible, no vaya a entrar en prisión en un futuro próximo. Pero, en el entretanto, las pesquisas judiciales, lentas pero inexorables, se acercan a su persona.

Ni la izquierda ni la derecha aceptan una salida honrosa para el actual presidente del Gobierno. ¿Y él que ha decidido? Que no se va, que le echen... pero está de los nervios.

O sea, por las bravas, en cuyo caso su horizonte penal puede resultar complicado, o alguien toma las riendas del PSOE y da por finiquitado el Sanchismo, o bien convoca elecciones. Su única salida, más o menos honrosa, estriba en que sea una sanchista quien suceda a Sánchez. Por ejemplo, Salvador Illa.

Así, en la mañana del viernes, sin estar previsto en agenda, aparece por Moncloa el ex ministro de Sanidad y actual presidente de la Generalitat.

Pero no parece que eso lo acepte ni tan siquiera un candidato salido del propio Sanchismo.

Luego está la salida Zapatero, quien se presenta como el hombre que podría unir al partido al tiempo que proteger a Sánchez. El problema es que el derecho penal es una bala que, una vez disparada, no puede volver a introducirse: ya nadie puede pararla. 

En cualquier caso, cuando todo el mundo repite que no pasa nada es que algo muy grave está pasando ¿Puede ser una solución pacífica? No, porque quien a hierro mata a hierro muere. Ni aquello cuyos cargos dependen ahora mismo de la continuidad de Sánchez, le tiene aprecio personal. No habrá piedad para Pedro Sánchez cuando su periplo termine. Y desde luego, nadie cree que pueda llegar a julio de 2027 en esta situación. 

Sustitutos: los mencionados Illa y Zapatero, Eduardo Madina, presentado pro Felipe González y, en un segundo, muy segundo lugar, los sanchistas Félix Bolaños u Óscar Puente. El problema es que políticamente José Luis Ábalos valía más que estos dos últimos juntos. 

Seguramente estamos viviendo el último tramo de Sánchez en Moncloa.... y quien a hierro mata a hierro muere.  Sánchez ha sido inmisericorde con sus amigos y enemigos. Ahora, salvo los que lo hacen por exigencia del cargo, amigos y enemigos están dispuestos a alejarse de él a gran velocidad. Y el que no lo hace, insisto, es porque no puede.

Y cuidado con la opción Zapatero; Aldama ya ha dicho que no tiene cola que le pisen. En cualquier cosa, tengan por seguro que ZP no protegería a Sánchez... ni un poquito. 

Esperando la caída de Sánchez porque quien a hierro mata, a hierro muere.