Asombra siempre, y a veces hasta sorprende, la falta de dignidad del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ante uno de los más crueles plutócratas del momento, el rey de Marruecos, Mohamed VI, uno de los grandes sinvergüenzas actuales. El martes se nos anuncia desde Moncloa a la prensa un viaje del presidente del gobierno a Rabat, si ni tan siquiera saber si el dictador marroquí, un verdadero miserable, se va a dignar recibirle.

Al final lo hizo, siempre en la silla principal, como el soberano absoluto que recibe al pedigüeño al que, al mismo tiempo, se dispone a desvalijar. El rey al pedigüeño, no el pedigüeño al rey.

Señor presidente, ¿no tiene usted nada que reprocharle a Marruecos ni por inmigración ni por terrorismo, ni por narcotráfico? ¿Ni por el asesinato de dos guardias civiles en Barbate? ¿Y por la utilización de sus adolescentes como balas humanas o como delincuentes subvencionados en España?

Pero, ¿qué cadáver de Sánchez tiene el tirano Mohamed VI en su armario? ¿Será por Pegasus?

Ahora mismo, lo único que tenía que hacer un presidente del Gobierno español es militarizar Ceuta y Melilla en el Estrecho y amenazar a Rabat con atacarle militarmente en el caso de que continúe chantajeando a España con carne humana. Que deje de enviar, cobrando por ello, tal y como afirma la inteligencia española que hace, aunque el Gobierno calle, a seres humanos, a sus propios adolescentes y a las personas procedentes del África Negra, contra las costas españolas.

Además de eso, es preciso forzar a Rabat que termine con el narcotráfico que utiliza el sur de España para entrar en Europa, porque el primer narcotraficante del norte de África es... Mohamed VI. Si lo prefieren, el Rey de Marruecos, una de las grandes fortunas del mundo, es el personaje que más se beneficia con la droga marroquí que entra en Europa.

En resumen, Marruecos chantajea, desvalija y esclaviza a España y, mientras lo hace, Sánchez adula al tirano, en su más servil viaje a Rabat. Incluso le agradece su colaboración en inmigración, terrorismo y narcotráfico: "Marruecos no puede hacer más". Yo diría que no puede hacer menos. "No tenemos nada que reprochar a Marruecos". Pues a mí solo se me ocurren reproches.

Señor presidente: ¿no tiene usted nada que reprocharle a Marruecos por el tráfico de esclavos africanos que Rabat dirige desde sus costas contra las costas españolas? ¿Y por la presión sobre Canarias, Ceuta y Melilla, que pretenden suyas? ¿Y por la delincuencia magrebí creciente en España, sobre todo en forma de violaciones a mujeres?

Veamos:

Señor presidente, ¿no tiene usted nada que reprocharle a Marruecos ni por inmigración ni por terrorismo, ni por narcotráfico? ¿Ni tan siquiera por el asesinato de dos guardias civiles en Barbate? ¿Qué más me da que les mataran los cómplices españoles de los narcos marroquíes, que lideran el tráfico de drogas marroquíes hacia España alentado, cuando no dirigido -vuelvo a remitirme a la inteligencia española- por la mismísima Casa Real marroquí?

¿Y qué me dice de la utilización de los adolescentes y jóvenes marroquíes como balas humanas contra España o como delincuentes subvencionados en las calles de Barcelona, Madrid o Valencia?

Señor presidente: ¿no tiene usted nada que reprocharle a Marruecos por el tráfico de esclavos africanos, sobre todo del Golfo de África, que Rabat dirige desde sus costas contra las costas españolas? ¿Y por la presión sobre Canarias, Ceuta y Melilla, que pretenden suyas? ¿Y por la delincuencia magrebí creciente en España, sobre todo en forma de violaciones a mujeres?

Pero ¿dónde tiene este hombre su dignidad?