Al final sonaron las campanas de boda en Extremadura. PP y Vox han alcanzado un acuerdo de coalición por el que la popular María Guardiola será la presidenta extremeña y en el que el partido liderado por Santiago Abascal ostentará la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural. 

Según Vox, el acuerdo incluye "60 medidas para revertir las nefastas políticas socialistas”, centradas "en las prioridades de las familias extremeñas, y en combatir el paro, la pobreza, la falta de oportunidades y la despoblación". Dichas medidas, añaden PP y Vox, tendrán una "repercusión directa" en los presupuestos generales de la comunidad autónoma de Extremadura en cada ejercicio.

De esta manera, Guardiola se la ha tenido que envainar, después de haber insultado repetidamente a los votantes de Vox como machistas, xenófobos, homófobos... y de haber asegurado que este partido no entraría en el Ejecutivo regional: "No puedo dejar entrar en gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a la papelera una bandera LGTBI”, aseguró la pepera días antes de este pacto.

El caso es que la candidata extremeña del PP ha quedado desautorizada y se la ha tenido que envainar por la firmeza de Santiago Abascal, que ayer ya explicó la diferencia entre el acuerdo alcanzado en Baleares con el PP -donde Vox no ha entrado en el Ejecutivo autonómico pero ha pactado un programa a desarrollar- y las negociaciones en otras comunidades autónomas. Y es que la futura presidenta autonómica de Baleares, Marga Prohens (PP) ha tenido "en todo momento" un comportamiento "respetuoso con los electores de Vox". "No les ha insultado, como ha ocurrido en Extremadura, y la señora Marga Prohens no ha incumplido un acuerdo de investidura previo con Vox, como sí ha ocurrido en Murcia, donde el acuerdo de investidura que el PP firmó con Vox fue incumplido por el PP, que además cometió el gigantesco error de gobernar con tránsfugas", explicó el líder de Vox.

De esas palabras se deduce que Vox ha castigado al PP en Extremadura por el desprecio y las ofensas a sus votantes exigiendo entrar en el Gobierno regional extremeño. 

También explicó Abascal que el pacto en Baleares es distinto del acuerdo en otros lugares porque en el archipiélago el "separatismo" representa un "gravísimo riesgo". "Ese riesgo no existe en Aragón, no existe en Murcia y no existe en Extremadura". 

Lo que es también un aviso a los murcianos del PP, liderados por López Miras. Ayer mismo, Abascal lo explicaba muy claramente: "Nosotros no podemos firmar un acuerdo de investidura con quien ha gobernado con tránsfugas de Vox, y además con un 18% de intención de voto como tenemos en la Comunidad. Claramente tenemos que estar en los gobiernos porque no nos podemos fiar de quien no ha cumplido el acuerdo de investidura". 

Es decir,  Vox ahora le va a hacer pagar al PP de Murcia el incumplimiento del acuerdo alcanzado en la pasada legislatura (ese "tomamos nota" que en su día advirtieron respecto a determinados comportamientos del PP con Vox). Y a Guardiola le ha hecho pagar el menosprecio y ofensas a los votantes de Vox. 

Vox añadió que exigirá «entrar en todos los ejecutivos en los que pueda», aunque con «excepciones» según autonomías, como se ha visto en Baleares. «Pero nos parece normal que Vox esté en los gobiernos allí donde no hay mayorías absolutas», insistió, antes de avisar de que «no van a aceptar que se aplique un cordón sanitario y se trate de forma discriminatoria» al partido.