La checa Vera Jourova es comisaria europea responsable de Estado de Derecho  -¡qué título!- con categoría de Vicepresidente de la Comisión. Estaba previsto que su paso por España resultara inadvertido pero... ya, ya. Jourova acusó a España de politizar la justicia, dado que son los partidos políticos quienes modelan el órgano de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial (GCPJ), que no se renueva por desacuerdo de PSOE y PP en los nombres para renovarlos.

Eso evoca dos fantasmas del Sanchismo: es la misma acusación que Bruselas hizo a Polonia, referente de todos los males antidemocráticos, según don Pedro Sánchez, y, encima, suponía darle la razón indirectamente, al PP, que afirma que no deben ser los políticos quienes nombren al gobierno de los jueces sino estos quienes nombren a sus gobernadores.

¿Renovar el CGPJ o renovar el sistema de elección del CGPJ: el fuero o el huevo?

A bodas me convidan, pensó Carlos Lesmes, actual presidente del redicho Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, aprovechó que el Pisuerga pasaba por Valladolid para solicitar una mayor presencia de los jueces en el nombramiento del CGPJ.

Naturalmente, Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno, estalló ante la pregunta de un periodista sobre las declaraciones de Jourova: en el mejor estilo guerracivilista se había preocupado doña Isabel de contar los días de retraso que lleva la renovación del órgano de gobierno de los jueces: 1.288, ni uno más ni uno menos. Y la culpa, naturalmente es del PP, que se niega cumplir un mandato constitucional. Presa de la histeria por la más que lógica pregunta, Rodríguez batió el pasado martes, a las 14,00 horas, todas las marcas de ridículo, ciencia en la que es una experta.

La verdad es que tampoco me gusta esta solución corporativa de que los jueces eligen a los jueces, aunque reconozco que es mejor eso a que les elijan los partidos políticos, según cuotas pero hay que reconocer que, si nos atenemos a la separación de poderes, este sistema es mejor que el vigente en España.

Lo mejor: que los jueces elijan a su gobierno y que el pueblo elija a los jueces. Pero con ese sistema no se atreve nadie

Repasemos el escándalo del martes: la vicepresidenta de la Comisión europea considera que España tiene una justicia politizada y poco menos que la compara con la insultada y denostada Polonia, al tiempo que coincide con las tesis del PP.

Es decir, a la postre, ¿se trata de renovar el CGPJ o de renovar el sistema de elección del CGPJ? ¿Se trata del fuero o del huevo?

Naturalmente, después de hacer de esta cuestión uno de sus principales objetivos propagandísticos para poner verde a la posición, el PSOE no quiere ni oír hablar de otra cosa que no sea renovar a los vocales del CGPJ, llenándolos de afines a la causa socialista, a ser posible.

A todo esto, ¿qué sería lo mejor? Pues lo que nadie propone, ni la solución política ni la solución corporativa. Lo mejor sería que los jueces eligieran a la totalidad de su gobierno y que el pueblo eligiera a los jueces. ¿Urnas para elegir jueces? ¿Por qué no? O eso, o ampliar y generalizar el jurado.

Los jueces, como los diputados, deben ser elegidos por el pueblo: hablar de justicia es hablar de moral. Y en materia de moral... ¡preguntad al pueblo!

Pero con ese sistema no se atreve nadie. Sí, el pueblo, por la vía de generalizar el uso del jurado o por la vía de que los jueces sean peritos en derecho pero elegidos por los ciudadanos según su sentido de la justicia y de la ley... por ese orden. Sí, hablo de ley natural.

No se engañen. La justicia no es, o no debería ser, otra cosa que la aplicación práctica de la ley natural, concretada en las leyes. Es decir, hablar de justicia es hablar de moral. Y en materia de moral... ¡preguntad al pueblo! Sí, siempre, aunque se trate de un pueblo tan desmoralizado como el español de ahora mismo. Siempre será el ciudadano de a pié mucho más justo que el político de altura.

Y lo digo yo, que no me fío nada de los jueces españoles, cada día más sectarios. A fin de cuentas, yo en la justicia humana no creo, sólo creo en la justicia divina. Pero... con estos bueyes hay que arar. Insisto, en materia de moral, ¡preguntad al pueblo!