Escucho a un sesudo analista asegurar que con el atentados del 11 de marzo de 2004 se rompió el consenso entre PSOE y PP, porque la derecha consideró que el PSOE había ganado las elecciones del 14 de marzo de 2004 por mor de aquellos salvajes atentados.

Dado que más de veinte encuestas daban por triunfador a Rajoy y ninguna, ni una sola, a Zapatero, y dado que ganó ZP y perdió Rajoy, a lo mejor el atentado sí tuvo algo que ver con el vuelco electoral.

Además, aquel gran embustero que fue Alfredo Pérez Rubalcaba comenzó el vodevil diciendo aquello de "los españoles no se merecen un Gobierno que les mienta". Lo cierto es que José María Aznar no había mentido. Tan sólo era una acomplejado que se equivocó por no hacer caso de lo que Hispanidad dijo ese mismo día: la masacre en los trenes madrileños de cercanías constituía un asesinato demasiado bestia como para ser de ETA. Y mira que ETA era bestia con las armas, como sus sucesores de Bildu son bestias con las palabras.

Se han publicado muchos resúmenes de lo acontecido, yo creo que el mejor ha sido el de La Razón bajo la cabecera "los atentados que conmocionaron España". Al final, hablamos de 10 explosiones que mataron a 192 personas (contando al que había que contar, una madre embarazada, que no era uno, sino dos), que dejó una ristra de heridos y se convirtió en el mayor atentado de la historia de España y de Europa.

Evidentemente era un atentado islamista, como lo fueron los de las Torres Gemelas, los de Londres o los de Bali, en este último el objetivo eran los australianos. Ahora bien, tanto en Estados Unidos, como en el Reino Unido, como en Australia, ante la agresión externa, siempre islamista, sus ciudadanos se unieron contra el enemigo exterior. En España no, en España sirvió para que el sinvergüenza de Rodríguez Zapatero alcanzara, contra todo pronóstico, el poder y nos trajera el guerracivilismo... que ahora se ha disparado hasta la indignidad con el ególatra de Pedro Sánchez.

Veinte años después aún no sabemos quién ordenó la matanza de casi 200 españoles, a bombazo limpio. Sin embargo, sabemos dos cosas: al revés de lo que ocurrió en Estados Unidos, Reino Unido o Australia, la sangría, en lugar de unirnos, dividió a los españoles, recreó las dos Españas y, en lugar de enfrentarnos a Marruecos, de donde llegó el atentado de Atocha, primero con ZP, ahora aún más con Sánchez y con su esposa, Begoña Gómez, nació la sumisión de la España oficial al miserable de Mohamed VI. La España cristiana se somete, sin pelear, al Marruecos musulmán y tiránico. Al final, todo se resume en ese sinvergüenza marroquí que increpa a la concejal de Vox en Tarrasa, y le advierte que si no le gusta el imperio moro, se vaya a vivir a Francia o a Alemania.

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Que el vigésimo aniversario de los atentados del 11-M sirva, al menos, para caer en la cuenta de que no podemos seguir engañándonos a nosotros mismos. ZP subió la poder y comenzó a destruir a España y a enfrentar a los españoles sobre 192 cadáveres. Y encima ahora presume de ello. Todo un masoncete, el amigo Zapatero.