Es cierto que Garamendi ha sido un pésimo presidente de la CEO, pero lanzar al Estado contra un particular aprovechándote de que estás en el Gobierno, suena un tanto mezquino
Hispanidad es poco sospechoso de apoyar al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, a quien hemos puesto ‘chupa de dómine' por su actitud servil ante el gobierno Sanchez: con el llegó a firmar la desastrosa reforma laboral de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Ahora bien la actual campaña de ‘Fashionaria’ contra el presidente de la CEOE produce cierta repugnancia. Es cierto que Garamendi puede ser un falso autónomo -¡Que vivan los falsos autónomos!-, es cierto que cobra demasiado, es cierto que las pasadas elecciones patronales se puso al servicio de unos pocos grandes poderes económicos para repetir mandato, a pesar de que su currículum era lamentable y para ahogar cualquier alternativa, es cierto que ha abandonado a los pequeños empresarios.
Todo eso es cierto, pero que la señora vicepresidenta Yolanda Díaz abra ahora una investigación, vía inspección de Trabajo, es decir, utilice al Estado, desde el Gobierno, para comprobar si Garamendi es un falso autónomo -¡Que vivan los falsos autónomos!- es una mezquindad que sólo se le puede ocurrir a Sánchez o a Díaz con tal de liquidar a quien se considera su enemigo, pues ahora se ha negado a jugar el papel de tonto últil para que le Gobierno ensalce su capacidad de negociación con los agentes sociales.
¡Y que vivan los falsos autónomos!