Don José Cobo: “Creemos en la inviolabilidad del templo y en la comunidad”. Me sorprendieron y asombraron las declaraciones de monseñor José Cobo, el nuevo cardenal arzobispo de Madrid en una de sus primeras intervenciones como nuevo cardenal-arzobispo de Madrid. 

Me sorprendieron porque, hasta el momento, la Iglesia de Madrid, de la que Cobo ya era obispo auxiliar, no ha dicho esa boca es mía contra la violación, con antidisturbios de la Guardia Civil amedrentando a los benedictinos, que tomaron el templo del Valle de los Caídos. Y también porque la Iglesia española no ha puesto el grito en el cielo ante la profanación de una basílica y de un cementerio que, como todos lugares sagrados, está afecto a los acuerdos Iglesia-Estado, en una finca propiedad de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, por más que la administración de los bienes de la Fundación corresponda a Patrimonio Nacional.

Y ahora el nuevo arzobispo de Madrid le recuerda al Gobierno que la basílica católica es inviolable y su cementerio lo mismo. No creo que baste para detener a Pedro Sánchez, a quien si algo distingue es su espíritu profanador, pero al menos queda dicho.

Y asombro, porque la traducción en hechos de las palabras de don José Cobo es, quiero suponer, que los curas no deberían permitir la entrada del Gobierno en la basílica. La Iglesia debe defender sus piedras, sus lugares de culto, así como a sus fieles vivos y a sus fieles difuntos.

Pero, al parecer, el Ejecutivo continúa con las “trolas de ‘el Bolas’, es decir, del ilustre ministro de la Presidencia, don Félix Bolaños. Y así, don Félix ha presidido el acto de entrega de los restos mortales que fueron exhumados y, posteriormente, se han identificado en el Valle de Cuelgamuros a familiares de republicanos inhumados en el Valle de los Caídos. O sea, otra trola de ‘el Bolas’, el ministro de Sánchez que ha conseguido la medalla de oro a la hora de soltar embustes. Nadie como ‘el Bolas’ para soltar trolas, ni para deformar la realidad, pasada o presente.

El Gobierno debe casi dos millones de euros a los benedictinos. El primero en no pagar no fue Sánchez, sino Rajoy

Digo esto porque existen dudas más que razonables sobre lo que ‘el Bolas’ ha entregado realmente a los familiares: ¿Seguro que son los restos de sus ancestros?

Estamos hablando de unos osarios donde se entremezclan los restos de más de 30.000 seres humanos. Por cierto, las reclamaciones de quienes quieren recuperar los restos son inferiores al número de los que han dicho que sus deudos enterrados en el Valle de los Caídos no se toquen... pero se están tocando.

Más trolas de ‘el Bolas’, los trabajos de profanación -perdón, exhumación- de los enterrados en Cuelgamuros se perpetran en un lamentable estado de endeblez jurídica, no sólo porque no se escucha a quienes reclaman que se dejen en paz los restos de los suyos sino porque, en el aspecto estrictamente forense, identificar restos en un osario de miles de almas...

¿No sería mejor dejar a los muertos en paz?

Para ser concretos, 268 familias con parientes enterrados en la Basílica del Valle de los Caídos no quieren que se toquen los restos de los suyos. Son cinco veces más que los que han exigido lo contrario a través de la Asociación Para la Defensa del Valle de los Caídos.

Encima, aquí el Gobierno también hace trampa. La sala de Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional, ante el desafuero de ‘el Bolas’, dio cinco días al Gobierno para que entregara información sobre la manipulación de los osarios, esto es para que entregara el expediente administrativo completo que presuntamente justifica las actuaciones en los osarios.

Los caraduras de Patrimonio no respondieron hasta las vísperas de las vacaciones judiciales, en agosto. Además, se trató de una respuesta que no decía nada, una burla a la Audiencia Nacional. Nueva requisitoria, aún sin respuesta. Habrá que esperar hasta septiembre. En otras palabras, el Gobierno Sánchez se está burlando de los tribunales.

En paralelo, y aunque esto les asusta un poco más, Moncloa continúa adelante con su Ley de Memoria Democrática, que implica la ‘re-significación del Valle’. Es decir, que en lugar de un recinto de concordia entre los dos bandos de la Guerra Civil, se convierte en un aparato de propaganda para la revisión histórica: más bolas, esta vez sobre la II República y la Guerra civil y el franquismo, del ‘ministro Trolas’.

Sánchez, en su odio habitual a todo lo que huela a católico, tiene claro que hay que echar a los monjes benedictinos de la basílica y convertir la basílica en un centro de propaganda republicana.

Esperemos que la Iglesia del cardenal José Cobo y del cardenal Juan José Omella se ponga firme y evite tamaño desafuero. Con los acuerdos Iglesia-Estado puede hacerse, desde luego.

¿Se atreverá Sánchez a destruir la cruz más grande del mundo?

Añadan a esto que, como ya hemos informado en Hispanidad, el Gobierno lleva toda la legislatura sin pagar la asignación a los benedictinos para el sostenimiento de la escolanía, asignación regulada por Ley y de la que también gozan otras escolanías en España.

Cuidado en este punto porque el primero que empezó a no transferir la asignación no fue Sánchez sino un tal Mariano Rajoy, que perpetró el primer impago, en febrero de 2018. Como sea que lo acordado hace mucho más de un lustro, era una asignación de 340.000 euros anuales, si multiplican esa cifra por seis, sólo como asignación directa, resulta que el Gobierno español debe a los benedictinos que lidera el prior Santiago Cantera, nada menos que 2.040.000 euros. ¿Cómo sobreviven y cómo mantienen la escolanía y el servicio religioso? Pues como pueden, con las limosnas de los fieles, principalmente.

Pero lo que no saben es qué hacer con la cruz. Se trata de la cruz más grande del mundo y la tontería que han dicho socialistas y podemitas desde que el gobierno frentista perpetrara el ataque al Valle, han sido geniales. Los socialistas querían convertir la cruz cristiana en un monolito masónico, una obra simplemente casi imposible. ¿Derribar la cruz más grande de toda la Cristiandad? A lo mejor hasta se despertaba alguna conciencia dormida. 

En el Valle de los Caídos hay mucho en juego. Si Feijóo forma Gobierno hará lo que siempre hace el PP: no hacer nada. Recuerden lo de Jaime Balmes: un partido conservador es aquel que conserva la revolución. Si el Gobierno lo forma Pedro Sánchez, se va a ver en figurillas para demoler la cruz, además, incluso el pueblo español... ¡podría despertar!