Carta abierta al obispo de Jaca, Don Julián Ruiz Martorell.

Estimado Monseñor:

Aunque tengo noticias de que ya está informado de lo sucedido, me dirijo públicamente a usted dada la gravedad y la publicidad de los hechos que paso a relatar.

El pasado domingo, día 3 de octubre, asistí a la misa de 12 que se celebró en la localidad de Canfranc, donde estoy de paso. Junto con uno de mis hijos que me acompañaba, ocupamos uno de los primeros bancos de la iglesia.

Y cuando llegó el momento de la comunión, el sacerdote cogió el copón con las sagradas formas y el cáliz con una sola mano y bajó del presbiterio para distribuir la comunión por los bancos. Yo me quedé sorprendido por cómo repartió el sacerdote la comunión a las dos personas que comulgaron antes que yo. El celebrante mojó la Sagrada Forma en el cáliz y se la dio en la mano.

Cuando llegó mi turno le pedí que me diera de comulgar en la boca, a lo que se negó y me dijo que pusiera la mano. En ese caso, le respondí, a mí no me moje la sagrada forma en el cáliz. Y aunque con cara de pocos amigos, así lo hizo, a continuación dio la comunión al resto de los feligreses en la mano después de empapar las hostias en el cáliz.

Nunca en mi vida había visto tratar de ese modo a Jesús Sacramentado. Señor obispo, permita que le haga públicamente dos preguntas. Primera, ¿se trata de una profanación, realizada por un sacerdote de su jurisdicción en plena celebración de la misa? Y en segundo lugar, ¿podría contestar a mi carta y decir qué medidas va tomar, para que los feligreses tengamos la seguridad de que esto no se volverá a repetir?

Atentamente

Javier Paredes

Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá