Es el padre de la Mentira,
y se está adueñando del mundo,
que para el hombre fue creado,
y de las almas que lo habitan:
con la soberbia, disfrazada
de falsa democracia,
con la lujuria, desatada,
del sexo liberticida,
que al inocente mata;
con la avaricia, incontenible,
de falso bienestar tapada,
para los pobres de la tierra;
con la envidia, inoculada
en una igualdad utópica;
con una ira, irreprimible,
hacia los que defienden,
los valores que sustentan,
del ser humano su grandeza;
con una gula, perversa,
oculta bajo un hedonismo,
que cuida en exceso el cuerpo,
que será polvo con el tiempo;
y con una pereza, estimulada,
vestida de unos falsos derechos,
que no admite responsabilidad,
del daño, dolor y muerte que causa.
Y así, de forma inexorable,
día tras día, caminamos,
hacia los mil años del reinado,
del Maligno desencadenado.
Y él, como en el principio,
a utilizar vuelve, a la mujer,
y que el hombre muerda la manzana,
de los siete, capitales pecados.