Caballero y cristiano, la muerte es su aurora
y nunca será su final, su ocaso.
Ocio y dignidad, son ideales del varón romano,
bondad y belleza, del griego eran,
del varón hispano es ser, caballero y cristiano.
 
Desprecia la mezquindad, la grandeza prefiere,
lo que somos a lo que poseemos.
Ante la muerte, dos posiciones tener puede,
que la vida es solo esta vida, o que después
hay otra vida, que viviremos eternamente.
 
Cuando lo divino las brasas reavive,
de la caridad, de la esperanza y la fe,
que en su alma arraigados siempre están;
la implacable necesidad de vivir sentirá,
no solo para ésta, sino para la otra vida.
 
Y el caballero cristiano, ser del varón hispano,
será capaz de intuir en esta vida,
los ámbitos de la eternidad misma.
Entonces, habrá sonado la hora de España,
otra vez, en el reloj de la historia.