La comadreja y su cortina
¡Ay!, un suspiro se me escapa.
¿Y por qué ese suspiro del alma,
qué lo produce, por qué de ti huye?
Ha tiempo que me inquieta, abruma,
lo que hacer puede, el/la comadreja,
ante las elecciones detrás de su cortina.
Cortina, tras de la que se ocultó,
para manipular otra votación.
¡Ay!, un suspiro se me escapa.
Y me asusta lo que, el/la comadreja
hacer pueda, oculto por la cortina,
y el pasado, con su luz nos ilumina:
el hundimiento de un partido,
de un brutal atentado maligno,
y de una moción de censura,
mentirosa, sin base, destructiva.
¡Ay!, un suspiro se me escapa.
Y a pesar de esa inquietud, la ansiedad
y el susto, que me abruman,
una esperanza tengo en el alma;
que la memoria recuerde y resuenen,
las palabras de aquel que le precedió:
que nunca debemos, ni se puede,
votar para gobernar, a quien nos miente.