Hay que reconocerle a Javier Negre valentía y sinceridad. Primero porque todo lo que le dice a Patxi López es cierto. Segundo, porque Patxi López, a quien todos hemos alabado alguna vez, se ha convertido en prototipo del político sanchista: sin principios pero presumiendo de principios solidísimos, sin coherencia pero acusando de incoherencia a quien se le oponga, sin límites… precisamente porque carece de principios y el único objetivo es mantenerse en el cargo. Finalmente, porque ha cedido al espíritu homicida en el que la única salida consiste en silenciar a quien me molesta. Por ejemplo, si hay medios que, desde distintos puntos de vista, no tragan con el totalitarismo de hecho, se les dice que no son medios sino pseudomedios, que no son periodistas sino pseudoperiodistas. Deben ser fagocitados… democráticamente. Muerto el perro se acabó la rabia.

Así naturalmente, los que rezan el rosario ante la sede de Ferraz o los agricultores que ya no soportan la tiranía verde… son ultras y deben ser fagocitados… democráticamente.

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¿La culpa es de Sánchez? No, la culpa es de los 7,8 millones de españoles que votaron al PSOE, el pasado 23 de julio. Y ya no podían alegar ignorancia: llevaba cinco años largos en Moncloa.

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