Existen "profesionales" que cobran en Estados Unidos hasta 70 euros por hora para dar mimo a sus clientes. Normalmente los que se atreven a pagar estas cantidades de dinero por disfrutar de contacto físico son personas solteras que se sienten solas.

Por ejemplo, en Nueva York, una mujer se dedica 'profesionalmente' a dar abrazos y cobrar por ellos desde que se dio cuenta del poder 'curativo' de estos gestos cuando un amigo suyo le pidió consuelo con un abrazo porque le había dejado su novia. A partir de ahí, empezó a ofrecer sus servicios a cambio de dinero. Las sesiones se ofrecen en su apartamento. El cliente tiene que firmar un contrato para certificar que es consciente de que no hay nada sexual. Una vez de acuerdo, el usuario pasa a elegir el modo de abrazo que desea.

Las opciones van desde 60 euros por una hora por un abrazo básico, hasta los 360 euros por toda la noche. De momento nadie ha escogido la tarifa más cara, pero sí los hay que han preferido escoger la opción de ver una película mientras le abrazan, que cuesta 150 euros. 

Como anécdota del mundo de este lucrativo negocio afectivo, la elección de Donald Trump en 2016 como presidente del gobierno consiguió que las demandas de abrazos se incrementaran. No sabemos si ocurrió lo mismo cuando el somnoliento Joe Biden le sucedió en el cargo...