El exdiputado socialista e investigado Juan Bernardo Fuentes Curbelo, o sea, el Tito Berni
La verdad está en las memes. Y las memes demuestran que el caso "Mediador", popularmente conocido como "Tito Berni", en alusión al diputado socialista protagonista de este caso de corrupción, que tiene muy preocupado a Pedro Sánchez, empieza a hacer creíble las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid: "Esto puede acabar con Sánchez".
¿Por qué? Porque el caso Tito resulta demasiado cutre, demasiado risible. Patxi López y Marisu Montero pueden hacer todos los encajes de bolillos que quieran pero lo cierto es que extorsionar a los empresarios para que paguen por agilizar trámites -mismamente, los fondos europeos- tiene dos derivadas: por una parte, el aparataje de prostitución, droga y juergas que se corrieron Tito Berni y otros diputados y diputadas socialistas y, en segundo lugar, las posibles implicaciones de aquellos políticos a los que Tito les sacaba los privilegios buscados. Por ejemplo: ¿pagaban los empresarios para obtener favores, verbigracia para acceder con rapidez a fondos europeos? ¿Y quién les concedía esos favores? ¿Qué ministerio o qué organismo público?
Esto es como las mariscadas de algunos sindicalistas, que han puesto en solfa toda la imagen de CCOO y UGT. Allí eran langostinos, aquí son prostitutas. Cien años de honradez se diluyen en unos segundos de cutrez. Por no hablar de aquello que el Mediador ha confesado en OK Diario: "Pedía tres viagras por noche. El Congreso estresa mucho". El Tito, naturalmente.
Así que no me extraña que Pedro Sánchez haya comenzado intentando esconder el escándalo, luego comparándolo con escándalos del PP y finalmente optando por una respuesta 'humilde': llegaremos hasta el final y para ser advertido de que si llega hasta el final... puede que el final esté más allá de donde él mismo conoce o sospecha. Ahora mismo, Sánchez no sabe por qué camino optar.
Sí, tiene razón Ayuso: el caso Mediador es tan cutre que puede acabar con él. La forma siempre se impone al fondo en la vida pública y las drogas y la prostitución del Caso Mediador muestran las vergüenzas del estadista Sanchez.