• Pero no es el final, es el principio.
  • La comunicación del Vaticano se ha convertido en confusión.
  • ¿Se está muriendo Benedicto XVI?
  • ¿Qué es eso de que su secretario, y anterior o secretario del Papa Francisco, sea negado por fuentes innominadas del Vaticano?
No confundamos: Juan Pablo II fue el filósofo, Benedicto XVI el teólogo, no al revés. Si lo prefieren: Wojtyla aclaró el modernismo, Ratzinger, pulió la liturgia y a Francisco le tocan los tiempos oscuros. Y en esas surge el rumor sobre la salud de Benedicto XVI, papa emérito que seguir siéndolo hasta que muera. Ahora bien, ¿a qué se debe esta confusión que reina en el Vaticano? ¿Se está muriendo Benedicto XVI, según dice Georg Gänswein, su hombre de confianza? ¿Qué es eso de que su secretario sea negado por fuentes innominadas del Vaticano? Porque la cuestión no es baladí. Veamos, desde 1978 vivimos una etapa crucial del Papado. Juan Pablo II fue quien embridó un caballo enloquecido, desbocado. Fue Juan Pablo II quien aclaró la doctrina. Benedicto XV, que era el teólogo, pulió la liturgia -y eso resulta fundamental- mientras a Francisco le tocan los tiempos oscuros. Cuanta menos confusión, mejor. Eulogio López eulogio@hispanidad.com