El sindicato USTEA (Unión de Sindicatos de Trabajadoras y Trabajadores en Andalucía), denuncia la incorporación de una hora y media semanal obligatoria de religión en el segundo ciclo de Infantil en colegios públicos para el próximo curso.

Religión

Desde el sindicato denuncian con contundencia: "Esta imposición improvisada, sin instrucción normativa oficial, sin proceso de debate y sin respeto alguno a la organización pedagógica de los centros ni a la libertad religiosa de las familias". Nos encontramos ante una deriva preocupante que rompe el principio de laicidad como garante de la convivencia democrática. Se olvidan en USTEA de que, precisamente, esa convivencia democrática incluyen la libertad de los padres para elegir qué educación quieren para sus hijos. En este caso, hablamos de la religión católica, que, ¡oh sorpresa! el Gobierno Sánchez trata de asfixiar por todos los medios, como venimos insistiendo en Hispanidad.

El laicismo en la escuela pública no es una posición ideológica, sino un principio democrático fundamental: garantiza que ningún dogma religioso se imponga y que el conocimiento, el pensamiento crítico y la educación en valores comunes prevalezcan sobre cualquier forma de adoctrinamiento.

Ya que hablamos de que ningún dogma religioso se imponga, nos encontramos con que la reivindicación de USTEA lo que busca, precisamente, sería prohibir la impartición de unas clases de religión elegidas por los propios padres de los alumnos. Es decir, que pedimos libertad, pero prohibimos lo que no nos gusta. 

El comunicado del sindicato finaliza así: "exigimos la retirada inmediata de esta medida y llamamos a toda la comunidad educativa a mantenerse alerta ante este nuevo intento de deteriorar y desnaturalizar la escuela pública. Por una escuela pública, laica y de calidad al servicio del interés general, no de intereses ideológicos privados. La escuela pública no es un templo, ni un púlpito".

Poco se escucha a USTEA y a quienes rechazan la enseñanza de la religión católica ante la islamización de las aulas en Andalucía. Silencio absoluto, por ejemplo, ante la aplicación del programa de lengua árabe y cultura marroquí que se imparte en centros educativos españoles en virtud de un acuerdo con el Reino de Marruecos. Un programa que se instaura en provincias como Cataluña, Murcia o Andalucía.

Es el pensamiento progresista que reniega de las raíces que han construido la historia de la sociedad en la que vivimos -las raíces cristianas- y abre los brazos ante culturas totalmente opuestas a la nuestra.