Sr. Director:

Por los medios de comunicación que se atreven a informarnos sin tapujos, hemos logrado saber que los altos responsables de la sanidad madrileña localizaron el principal foco de contagio de la viruela del mono en la mayor sauna gay de esta capital. Sauna que ya contaba con una sanción impuesta el pasado año en plena pandemia del Covid por haber organizado una fiesta ilegal que reunió a unos 300 hombres y que acabó en una descomunal juerga con drogas; y que posteriormente sería objeto de una nueva intervención policial por consumo masivo de estupefacientes. 

Es curioso que se denominen saunas a estos locales de encuentros entre varones homosexuales, cuando según el DRAE una sauna es el local o «baño de vapor en recinto de madera, a muy alta temperatura, que produce una rápida y abundante sudoración y que se toma con fines higiénicos y terapéuticos»; y conociendo lo que conocemos, es difícil atribuirle fines higiénicos y terapéuticos a dichos encuentros. 

Pero al margen de denominaciones, lo verdaderamente grave porque atenta contra la salud, es que bajo el temor a ser tachados de homofobia, se tienda a silenciar las anteriores circunstancias respecto a los lugares y tipo de relaciones sexuales que han favorecido la expansión de esta viruela, y cuyo necesario conocimiento evitaría nuevos contagios.