Sr. Director:
La estrategia de distracción que utiliza el Gobierno Sánchezstein a través de continuas cortinas de humo, les sigue funcionando de maravilla por muy burda que resulte. Y eso demuestra el grado de entreguismo y sumisión al que ha llegado una mitad más o menos de españoles que, haga lo que haga y a cualquier precio que lo haga, votan y apoyan a un mentiroso incumplidor de su palabra dispuesto a aliarse con los peores enemigos de España con tal de seguir calentando el colchón monclovita. Como penúltimos capítulos de tan humeante estrategia ahí están las terribles agresiones del piquito de Rubiales a la sufridísima futbolista Jenni Hermoso, y la padecida en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid por el aguerrido concejal Rubiño, ante la pérdida de papeles de Ortega Smith.
El progresismo selecciona, amplifica y proyecta sin pudor cualquier sucedido por muy ridículo que fuere, si resulta aprovechable para su causa, pasando a convertirlo en un auténtico episodio nacional con eco mundial. Todo es bueno p'al convento progresista si sirve para apartar la atención del público de los nefastos manejos trileros de Pedro Sánchez con sus egregios socios. La última, por ahora, ha sido la piñata del muñeco Pedrocho en la Nochevieja de Ferraz: chusco capítulo de una celebración callejera que pretenden vendernos como un tremendo delito de odio y una amenaza magnicida sobre un personaje tan expuesto en su Falcon, como es nuestro presidente. Y como penalmente se requiere que el odio se dirija hacia un colectivo vulnerable, sin cortarse un pelo proclaman que el poderoso PSOE, de criminal historia, lo es. Si no nos jugásemos cosas tan graves, resultaría admirable el humor negro que estos tipos manejan y la desfachatez con que lo hacen.