Sr. Director:
¿Recuerda? Debe hacer aproximadamente un mes de la polémica levantada por Podemos y sus afines contra las donaciones de A. Ortega.
En ese contexto no olvidemos que Podemos busca anular la vida social, cultural y empresarial, y convertir al Estado en único proveedor de servicios ciudadanos. En definitiva, adueñarse del tejido social, para domesticarlo, que sirva a sus intereses ideológicos y plataforma para un crecimiento en votos para su partido. Para esa estrategia, Amancio Ortega, el máximo accionista de Inditex, es un obstáculo, personifica lo que la formación podemita desea desterrar, alegando los derechos humanos y la dignidad humana.
En el Congreso de los Diputados ha intentado incluso que comparezca el empresario, alegando las condiciones laborales de alguna empresa suya en Brasil. Si algo hay ilegal en Brasil, la justicia brasileña debería actuar, pero Podemos quiere ser juez mundial. PP y Ciudadanos han impedido la pretensión de un partido que es un intento de resucitar el comunismo: todo por el pueblo sin el pueblo, para acabar en una dictadura que, a la vista de las experiencias comunistas, han generado destrucción social e infelicidad.
Todavía recuerdo con viveza la impresión que me produjo en Bratislava, la capital de Eslovaquia. Toda la margen derecha del río Danubio: una larga fila de edificios fríos, iguales, fotografía de la uniformidad urbana y social que preconizaba el comunismo. Colmenas, hacinamiento. Por contraste, la margen izquierda del Danubio alberga en Bratislava una bella ciudad con historia, estilo y personalidad.
El comunismo siempre ha buscado eliminar lo que diferencia, instalar un igualitarismo que anula la libertad y la creatividad: el pluralismo les provoca alergia, pero para hacerse con el poder social y político se sirven del pluralismo real, engañando a ingenuos, acobardados o bienintencionados.
Jesús Domingo
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14/12/24 07:00